ECONOMÍA

Alerta del Banco de España por la relación entre alquileres y sueldos

La diferencia entre los bajos salarios y el alto coste de los alquileres posiciona a España como el país de la Unión Europea en el que más inquilinos están en riesgo de pobreza.

Carlos Luján Europa Press

El asunto de la vivienda se ha convertido en un reto. Un problema estructural que merma las posibilidades económicas de todo aquel que vive bajo un techo y que convierte las intenciones de independizarse en una ecuación compleja para una juventud sin calculadora. Salarios bajos, alquileres altos.

Ya es evidente la dificultad de la situación. Ante nadie pasa desapercibido un descenso acusado en la cuenta del banco. No obstante, cuando es una institución de renombre la que pega el toque de atención, la alerta acerca de la relación entre alquileres y sueldos genera todavía más preocupación. Y así ha ocurrido después de último aviso del Banco de España: la mitad de los inquilinos está en riesgo de pobreza o de exclusión.

El peor dato de la Unión Europea

Desde la institución se ha notificado que el mercado de la vivienda se ha convertido en un embolado estructural de difícil solución. Lo dicen las cifras: cuatro de cada diez hogares en alquiler dedican más de un 40% de sus ingresos a pagar al casero. De estos datos, extraídos por Eurostat en su informe respecto al ejercicio económico de 2022, nacen las valoraciones de la institución monetaria nacional.

Por si fuera poco, el 50% de los hogares españoles que se tambalean sobre el peligro de la pobreza o de la exclusión social dotan a España de un pésimo récord. Es el porcentaje más alto de toda la Unión Europea.

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La explicación es tan sencilla como complejo su desenlace. Así lo hace ver el Banco de España en su informe: “unos precios del alquiler elevados, en comparación con las rentas del trabajo, aumentan la proporción de población en riesgo de exclusión social y de hogares con capacidad de gasto restringida en otros bienes y servicios”.

Y en este escenario, según apunta la institución, “los desarrollos en el mercado de la vivienda tiene una incidencia muy marcada en los niveles de desigualdad y de vulnerabilidad”. Es decir, el impacto no es sólo económico en lo particular, sino que puede viciar el mercado. “Así, por ejemplo, existe una evidencia de que un elevado porcentaje de vivienda en propiedad tiende a reducir la desigualdad de la riqueza”, ejemplifica el Banco de España, haciendo gala de uno de los peligros que entraña tener techo en este país. O no tenerlo.

El origen del desequilibrio

En el informe de la institución tienen claro el gráfico que ha dibujado este problema en su evolución durante la última década. “En 2017, España presentaba un nivel de desigualdad de la riqueza moderado en una comparativa internacional. Esto era consecuencia, fundamentalmente, de que la tenencia de activos reales -especialmente, de la vivienda principal- en nuestro país era más generalizada que en otras economías europeas”, recoge el texto.

Siendo esta la base del mercado en aquel momento, el Banco de España sentencia la creación de lo que, a día de hoy, se ha convertido en un error estructural: “La acusada reducción del porcentaje de hogares propietarios de vivienda que se ha observado en España desde 2014, particularmente entre los jóvenes, habría contribuido a un aumento en la desigualdad de la riqueza”.

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