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Descubren por qué el Coliseo de Roma lleva más de 2.000 años en pie

Se trata de la cal viva, una sustancia que además de resistir muy bien los cambios del clima y el paso del tiempo, también se “autorrepara”.

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Un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de Harvard y diversos laboratorios italianos y suizos han revelado el motivo de la perdurabilidad del Coliseo de Roma, un anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I. La clave es la cal viva, una sustancia alcalina blanca, ligera y cáustica, que en contacto con el agua se hidrata y desprende calor.

Habitualmente se emplea en la fabricación de abonos, cementos y materiales refractarios. Los romanos utilizaban esta cal viva, la cual se puede usar indistintamente en interiores y exteriores, como ingrediente principal en la mezcla de su hormigón y esta argamasa se utilizaba para construir sus enormes edificios.

Propiedades

Además de resistir muy bien los cambios del clima y el paso del tiempo, también se “autorrepara”, característica que lo hace diferente a los demás materiales. Después de que los investigadores analizaran exhaustivamente las muestras de cal encontradas en el yacimiento arqueológico de Priverum, determinaron que se trataba de un material extremadamente resistente.

Para llevar a cabo la mezcla de su hormigón, los romanos también empleaban óxido de calcio a altas temperaturas y posteriormente, aplicaban esta masa en sus construcciones. Tiempo después, este material podía deteriorarse o agrietarse, pero era reparado al entrar en contacto con el agua de la lluvia. Esto sucedía gracias a las reacciones químicas que sufre la cal cuando se moja, donde se disuelve y se cristaliza de nuevo, volviendo a rellenar las grietas y desperfectos, ampliando su vida útil por décadas.

Resto de materiales

El resto de materiales utilizados en la construcción de este son bloques de travertino, hormigón, madera, ladrillo, piedra, mármol y estuco. Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana.

De hecho, es una de las atracciones turísticas más populares de la moderna Roma y aún está muy ligado a la Iglesia católica. En la antigüedad poseía un aforo para unos 65.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos.

Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

Su inauguración duró 100 días, participando en ella todo el pueblo romano y muriendo en su celebración multitud de gladiadores y fieras que fueron sacrificados por el placer y el espectáculo del pueblo. Más concretamente, se utilizó durante casi cinco siglos, celebrándose en él los últimos juegos de la historia en el siglo VI.

Conocido originalmente como Anfiteatro Flavio pasa a ser llamado Coliseo de Roma porque a su lado había una gran estatua, el Coloso de Nerón, un monumento de dedicado al emperador Nerón que posteriormente sufrió transformaciones y llegó a desaparecer. Junto con todo el centro histórico de Roma, el Coliseo de Roma fue admitido en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.

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