CIENCIA

Los síntomas de la variante Pirola de COVID: ¿en qué se diferencia de la alergia o un resfriado?

La principal diferencia entre estos síntomas se reduce a que el COVID provoca un cansancio grave para nuestro cuerpo, debilitando las defensas.

Foto: Jesus G. Feria | La Razón

Cada vez queda menos para que acabe la primavera y comience el verano, y eso conlleva que la época de alergia se disipe. Pese a que es muy normal pillar algún que otro resfriado durante esta época previa al verano, hay que tener bastante precaución, ya que una nueva variante del COVID-19 se está expandiendo por toda España. En concreto se trata de la Pirola, una variante la cual ha provocado un nuevo repunte de casos.

Conocida dentro de la comunidad científica como A.2.86, es una subvariante de Ómicron, la cual fue detectada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado agosto y declarada por el propio organismo como “variante en emergencia”. En diciembre, en España, Pirola supuso casi el 42% de las muestras secuenciadas, es decir, más de un tercio de las realizadas por aquel entonces.

Para saber si estamos contagiados de esta nueva variante y no tenemos un simple resfriado o alergia, hay que fijarse en los síntomas que tenemos. En el caso del COVID, lo más normal es padecer dolor de cabeza, tos, dolores musculares, cansancio, dolencias en la garganta, congestión nasal, fiebre o la pérdida reciente del sentido del gusto o del olfato. Sin embargo, si se trata de un resfriado, nuestros síntomas serán la tos, estornudos, dolor de garganta y congestión nasal.

El caso de la alergia primaveral es más concreto, ya que se puede diagnosticar si sufrimos picazón en la nariz, en los ojos, en la boca o en el oído interno, estornudos repentinos y tenemos congestión nasal.

¿Cómo evitar contagiarnos?

Si queremos evitar contagiarnos de COVID-19, la mejor solución es administrarnos la vacuna en nuestro centro de salud más cercano, y siempre habiéndolo consultado con nuestro médico de cabecera. En cuanto a los resfriados, lo mejor es no coger frío, por mucho que ahora venga el calor, y evitar lugares en los que podamos estar expuestos a corrientes de viento.

Por último, la mejor manera de prevenir las alergias estacionales es evitar los desencadenantes conocidos como el polen. Para ello, lo mejor durante esta época del año es permanecer en lugares cerrados, con las puertas y las ventanas cerradas. Emplear mascarillas nos puede ayudar a evitar la inhalación de algunas partículas más grandes de polen.

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