Javier Peña: “España puede ser autosuficiente a nivel de energía”

Algo hizo ‘click’ en la cabeza de Javier Peña, cuando nació su hijo en 2018. Su inquietud por la situación del planeta pasó a ocupar un eje central en su vida, pero sin abstracciones, de manera directa: “Era hora de dejarse de debates babilónicos sobre el cambio climático y ponerse a buscar soluciones concretas, que además en muchos casos son hasta más rentables económicamente. Y muchas veces suponen tan sólo un cambio de visión”. Y para eso vio un camino claro: la divulgación científica a través de redes sociales. Grabó un vídeo en Facebook, luego otro… y rápidamente las visitas comenzaron a llegar, en tromba.

Ahora es el ‘influencer’ de la emergencia climática, a través de sus canales Hope, en pie por el planeta con 2,5 millones de seguidores en redes, 1.000 millones de visitas… Hope significa esperanza en inglés, porque en sus vídeos habla en clave positiva (sin miras apocalípticas) de la importancia del suelo para captar CO2, de placas solares, de pequeños cambios que pueden transformar ecosistemas completos, de autosuficiencia energética para depender menos de petróleo y gas extranjeros… “Mi idea es reivindicar la transversalidad del cambio climático, que no sea de izquierdas o de derechas. Darnos cuenta de que es algo que puede afectar a todo el mundo y que el objetivo es lograr un bien común”, asegura en su visita a AS.

-Javi, ¿qué sucede con nuestro planeta, por qué el clima es cada vez más raro?

-Hay una cuestión que a mí me parece que es muy visual, que es que el cambio climático es un síntoma de fiebre. Cuando te sube la temperatura unos grados, los médicos tienen que investigar lo que está pasando. Estamos ante una infección, un desequilibrio, porque al final el clima depende de la biosfera, de todas las relaciones entre los seres vivos, que reciclan el carbono, la humedad y el CO2 no es más que carbono, que es de lo que estamos hechos, que pasa de estar en la tierra al aire. Y al final, todo se resume a una definición muy básica, que es que nuestra tarea como generación es regenerar la vida de la tierra para sacar el carbono del aire y transformarlo en vida. Coger el carbono del CO2 y a través de la fotosíntesis convertirlo en azúcares que luego entren en los suelos y se integren en el ciclo de la vida y no vuelvan a subirlo.

-Por eso reivindica la importancia de suelo como motor de reactivación de la cadena climática. Es interesante, pero vivimos en un mundo demasiado acelerado, en el que a veces falta tiempo para bajar el balón a tierra…

-Yo entiendo que es un tiempo muy difícil en el que estamos, todo da mucho miedo, los precipicios a los que nos estamos asomando a nivel climático son terroríficos, pero el camino para resolver esto no es caminar sobre ascuas o dormir en camas de pinchos, es reinventar la forma en la que satisfacemos nuestras necesidades, regenerar la vida en la tierra a gran escala y protagonizar una revolución, una evolución social que repiense la forma en la que lo hacemos todo.

-Y ve predisposición a esa ‘revolución, evolución’ de la que habla...

-Creo que no puede ser más estimulante ni más inspirador ser las generaciones llamadas a protagonizar ese cambio acelerado que nos va a convertir o en héroes o en villanos. Si somos la generación que se resignó a no hacer nada cuando había tiempo o no. Se trata de verlo como una oportunidad, porque en cada uno de los sectores hay soluciones escalables, que son avances, que son actualizaciones de la forma en la que satisfacemos nuestras necesidades en la alimentación, en la energía, en la industria, en el transporte, en la moda. Y a medio plazo pueden dar dinero, también merecen la pena estas mejoras, aunque no existiese el CO2 ni el cambio climático.

-¿Y por qué no se llevan a cabo esas mejoras, si pueden mejorar nuestra vida y ser más beneficiosas incluso a nivel económico?

-Se está produciendo una auténtica disrupción, por ejemplo en el sector energético, lo que está pasando con las renovables, con la energía solar, con la energía eólica, es la transición, es la revolución energética más rápida que se ha vivido nunca. Lo que pasa es que vamos tan tarde que es que tenemos que superar lo insuperable en cuanto a velocidad de transición. O con los coches eléctricos que en el mundo ya está convirtiéndose... Pues fíjate, en China ya están en el 40% de ventas de coches eléctricos, en el mundo están en el 18%, nosotros estamos todavía en el 5%, en el 6%. Que en España es de los países que más retrasado va en esto, inexplicablemente.

-Y en España no tenemos petróleo ni gas, pero estamos rodeados de agua, viento y sol por todas partes.

-Es que a nivel de paz, no tener un país petrolero que hay que controlar y ante el que hay que responder, sino que cada uno con su sol, con su viento... Es que para los países que no son productores ni de gas ni de petróleo, la renovable es una energía de la libertad. De repente, puedes dejar de tener que estar en manos de las reglas de la economía que funciona a base el petróleo, el gas y dejar de estar en manos de otras personas que te pongan las condiciones que les parezcan y que estés sujeto a sus condiciones, incluso a sus tensiones políticas.

-Es que dependemos mucho del petróleo y el gas.

-Fíjese, el otro día salía que toda la riqueza que genera España con el turismo se la gasta en importaciones de combustibles fósiles. Ese es el nivel. Y con solo un 1% del suelo español dedicado a producción de renovables, seríamos completamente autosuficientes energéticamente, incluyendo transporte, industria y calefacción. Es decir, y con capacidad de generar, y siendo uno de los países punteros en fabricación industrial de aerogeneradores y de baterías y de paneles solares, con todo el empleo que genera eso, ¿no?

-Un caso rápido, tenemos políticos que quieren luchar contra la contaminación en grandes ciudades y, sin embargo, quitan árboles…

-Mire, una zona de árboles puede ser mucho más refrigeradora, que una máquina carísima que pueda valer cientos de millones de euros. Además, enriqueces el suelo, es bueno para el planeta, y lo que le digo, es mucho más barato.

-Es llamativo su vídeo en el que muestra un olivar andaluz en Luque (Córdoba) con un suelo mucho menos desertizado que el que se visualiza normalmente en esos parajes del sur de España, donde es difícil ver fauna. ¿Cómo es posible ver un contraste tan fuerte en tan pocos kilómetros? Es que parece absurdo, incluso increíble.

-Muchas veces parte de la baja autoestima de lo rural, de repente la revolución agroquímica enterró el conocimiento de milenios de trabajo en el campo. En muchos casos ha producido cosechas más altas, ha tenido ventajas, pero ahora estamos empezando a comprobar algunos de los inconvenientes de ese modelo, uno de ellos es la destrucción de los suelos y de la biodiversidad, algo fundamental para que exista comida, equilibrio y agua. Entonces estamos viendo cómo se va desertificando todo, los olivares han pasado de ser algo parecido a una dehesa, por donde entraba el ganado, donde se cultivaban legumbres y con rotación de cultivos, a ser unos terrenos yermos donde no puede vivir ni una sola especieporque no se deja una brizna de hierba, ni un fruto, ni una semilla, ni una flor... Como no hay fauna de ningún tipo, en cuanto hay una plaga hay que comprar pesticidas, con su coste económico y de salud. Y hay una forma que es más rentable para los agricultores y que combina el conocimiento tradicional milenario de la cultura campesina con los avances científicos que tenemos ahora y la experimentación agronómica. Se han desarrollado técnicas que son muy beneficiosas para los agricultores y que además convierten los paisajes agrarios en ecosistemas vivos y sustituyen la química por la potencia de la naturaleza trabajando de manera conjunta.

-¿Esa química de la que habla repercute en nuestro día a día?

-Echarle veneno a algo que vas a comer, no es buena idea a priori. La quimicalización de la agricultura es una de las grandes causas de las intolerancias, déficits alimentarios… Con esta propuesta de la que les estoy hablando, se llena de vida la tierra. En el modelo anterior, si hay un pulgón les echas química y cerrado. Si apuestas por revitalizar la tierra, en cuanto aparece un pulgón, hay una mariquita que se lo come y hay miles de depredadores en la tierra.

-Usted nos cuenta todas estas problemáticas, pero en sus vídeos lo hace en clave positiva. ¿Sigue en contacto con los agricultores que protagonizan sus historias?

-Efectivamente, por lo que les digo, estas soluciones son viables y estamos a tiempo de cambiar la dinámica en muchos ámbitos. En muchos de mis vídeos muestro casos de agricultores que han cambiado la manera de cosechar, como el que menciona en Luque, o el que caso de Ernest en Tarragona, donde consigue gracias a la agricultura regenerativa crear la empresa Verdcamp, a base de compost vegetal y con la fauna del suelo.

-Para despedirnos, según usted, esto va más allá de salvar el planeta. Puede ser una oportunidad…

-Es que se sigue enmarcando muchas veces la lucha contra el cambio climático como un sacrificio, como lo correcto, como una cosa que hay que hacer por el planeta y dices, es que en el caso de España es una oportunidad única. ¿Quién puede defender seguir estando en manos de los países del gas y del petróleo cuando podemos ser autosuficientes y pasar de gastarnos una parte gigante del PIB todos los años en comprar cosas de comprar y quemar? Porque esa es otra, la estabilidad que te da el construir un aerogenerador que va a estar ahí funcionando 30 años y que ya solamente tienes que recolectar la energía que genera y mantenerlo. En Texas, que tiene mucho petróleo, ya se están instalando paneles solares y ya son líderes globales en renovables. Igual que China o India, y no es porque quieran hacer algo, sino porque ven que es la energía del futuro. ¿Cómo no defender una agricultura que mejora los suelos y hace mejores las tierras, con más CO2 y más biodiversidad? Al final se trata de buscar soluciones concretas, pequeños cambios que pueden ser decisivos.

Su serie documental

Y siempre desde un punto de vista positivo, Javier Peña sigue con su lucha desde Hope en Pie por el Planeta, ahora está en proceso de grabar una serie documental. Comunidades de vecinos que se alimentan íntegramente con placas solares, agricultores que cambiaron su mentalidad para hacer un suelo mejor y más rentable, la importancia de animales como el lobo para que se cuiden los ecosistemas... Es el mundo de Javier Peña, el de un planeta mejor, sin visiones apocalípticas, construido desde la esperanza.