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China se desespera por la escasez de medicamentos contra la COVID

La población china, de más de 1.400 millones de personas, acude ahora al mercado negro para comprar tratamientos contra la COVID-19. Por primera vez, reconoce un gran número de muertos.

VCGGetty

China sufre en estos momentos su mayor ola de casos de COVID-19 desde que la pandemia comenzase hace ya tres años. El aislamiento del país, junto a las exigentes medidas para evitar el contagio, hizo del gigante asiático un lugar hermético, una bomba de relojería que ha estallado con la flexibilización de las restricciones y ha sumido a China en un pozo de coronavirus.

La explosión de la COVID en China ha confirmado todos los temores: el país no tiene la infraestructura suficiente para tratar a todos los enfermos, tampoco los medicamentos necesarios para combatir el virus a gran escala. “Las vacunas chinas no funcionan, están tratando de mejorarlas, pero no quieren vacunas occidentales. No quieren medicina estadounidense. Y aunque quisieran hay otro problema, y es que ningún fabricante en el mundo mundial sería capaz de producir miles de millones de dosis multiplicado por dos o por tres. Es imposible”, explicaba hace unas semanas a este diario Frédéric Mertens, experto en Relaciones Internacionales.

Según explica la CNN, en las últimas semanas muchos chinos han acudido al mercado negro de medicamentos para adquirir tratamientos contra la COVID debido a la escasez. Así, algunos ciudadanos compran “importaciones ilegales de genéricos hechos en la India de Paxlovid de Pfizer y molnupiravir de Merck hasta el producto legítimo, pero a casi ocho veces el precio de mercado”, explica el medio citado.

El domingo pasado, el Gobierno anunció que no había llegado a un acuerdo con Pfizer para subvencionar Paxlovid e incluirlo en su plan de seguro nacional, lo que enfurecería aún más a la población: el medicamento estadounidense podría estar disponible a partir de abril, pero solo para quienes puedan pagarse el tratamiento, cuyo coste es de unos 1.900 yuanes (260 euros).

La población china, especialmente la joven, accede a internet y puede ver qué ocurre en el mundo. Las comparaciones son odiosas, sobre todo para quien está encerrado en casa por orden de un Gobierno que mantiene unas medidas restrictivas, mientras el mundo entero ya ha dejado atrás la emergencia sanitaria. “No puedo viajar y moverme de una provincia a otra, no puedo viajar fuera de China porque China está cerrada. Veo el fútbol en Qatar y veo que el mundo mundial está sin mascarilla. La gente se ha cansado”, señalaba Mertens a Diario AS.

China reconoce las muertes por COVID por primera vez

De esta forma, la demanda de medicamentos para combatir la COVID se ha disparado en China, un país al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha pedido más transparencia: “Creemos que las cifras actuales que se publican en China subestiman el verdadero impacto de la enfermedad en términos de ingresos hospitalarios, en términos de ingresos en la UCI, particularmente en términos de muerte”, criticó a principios de mes Mike Ryan, director de emergencias de la OMS.

Y parece que las palabras de la OMS han surtido efecto. Este sábado, las autoridades chinas reconocieron 59.936 muertes relacionadas con la COVID-19 en un período de un mes, es decir, desde que se levantó la dura política de control de la pandemia. El 90,1% de los muertos reconocidos este sábado tenían 65 años o más, según explicó Jiao Yahui, responsable de Administración Médica de la Comisión Nacional de Salud.

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