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Así funcionan los radares de la DGT que te multan si frenas antes de llegar

La agencia está comenzando a colocar radares móviles próximos a los radares fijos para poder determinar si el vehículo ha variado su velocidad justo antes de pasar

Alejandro Martínez Vélez Europa Press

Las carreteras españolas dejan todos los años cientos de muertos. El año 2022 fue especialmente malo, con un total de 1.145 víctimas -lo que supuso un aumento significativo frente al anterior-. Por eso, la DGT está llevando a cabo un proceso para blindar cada vez más la seguridad vial en el país. Esto ya se vio con la intensiva campaña que se llevó a cabo en Semana Santa para minimizar los siniestros causados por el desplazamiento de millones de ciudadanos.

En cualquier país, es inevitable que haya muertos al volante. No obstante, es el deber de las instituciones públicas hacer todo lo que esté en su mano para que esta cifra sea lo más baja posible. El problema es que, muchas veces, son los propios usuarios los que dificultan esta tarea. Hay numerosas infracciones ampliamente extendidas que ponen en peligro directo la vida de los viajantes.

Por ejemplo, el hábito irresponsable de ponerse tras el volante después de haber bebido una cantidad de alcohol mayor a la permitida para los conductores. Esta temeridad puede desencadenar una desgracia, ya que el consumo de estas sustancias multiplica exponencialmente el riesgo de accidente y puede tener un desenlace fatal. La tasa de mortalidad entre conductores que han bebido es tremendamente alta.

Radares cascada

Otro de los grandes escollos para conseguir que los caminos sean seguros es el exceso de velocidad. Muchos conductores hacen oídos sordos a las indicaciones oficiales de velocidad máxima en los tramos de carretera que transitan. Cuanto más rápido vaya un vehículo, más probabilidades tendrá de colisionar contra algo o, en el peor de los casos, contra otro coche. El principal mecanismo que la DGT tiene para pillar y sancionar a estos pilotos de carrera frustrados es el del radar.

Hay dos tipos de radares. El fijo, como su propio nombre indica, es el que se encuentra siempre estacionado en el mismo sitio. No obstante, este artilugio tiene un problema. Su ubicación es pública y está señalizada, por lo que los conductores que están circulando por encima del límite de velocidad simplemente disminuyen el ritmo mientras están pasando por delante del aparato. Para eso, el móvil es más eficaz, pues es más proclive a pillar al vehículo en un renuncio. No obstante, su ubicación también acaba siendo advertida por muchos circulantes que acaban encontrando la forma de sortear la sanción.

Para parchear esta falta de eficacia, la DGT ha puesto en práctica los llamados radares cascada. En realidad, no es otra cosa que la colocación estratégica de dos dispositivos, uno fijo y otro móvil, de forma contigua. Así, en el caso de que un coche disminuya la velocidad justo antes de pasar por una de las dos máquinas, la variación brusca del ritmo de circulación será registrada y será más fácil identificar la infracción.

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