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Advertencia de Larry Fink, el hombre más poderoso de la bolsa, sobre la crisis financiera

El presidente de la gigantesca gestora de fondos BlackRock cree que hay un riesgo muy alto de que se produzca una crisis de liquidez

CARLO ALLEGRIREUTERS

El mundo de las finanzas está intranquilo tras la quiebra del Silicon Valley Bank. El mayor de los temores es que esta caída en desgracia acabe resultando en un letal efecto dominó que arrastre piezas más grandes y prominentes en el panorama bursátil. La respuesta del gobierno estadounidense fue inmediata para garantizar la devolución de sus ahorros a los clientes de la entidad, empleando un fondo pagado por los propios bancos. Pero algunos creen que lo que se abre ahora es un escenario incierto.

La mayor pugna que mantienen desde hace siglos las diferentes escuelas de pensamiento en política económica es la del grado de intervención que debe tener el Estado en la economía y en el sector privado. En Estados Unidos, centro neurálgico del capitalismo mundial, ambos lados del espectro aceptan sin ambages la necesidad de que exista un mercado libre y competitivo, pero liberales y conservadores tienen discrepancias palmarias sobre el papel que debe tener la administración pública en todo esto.

Los demócratas han entendido tradicionalmente que es la función del gobierno corregir los errores del sistema, como los índices disparados de desigualdad, a través de medidas intervencionistas. Por el contrario, los republicanos, abanderados del laissez faire, creen que el mejor gobierno es el gobierno pequeño. Con la sombra de una posible nueva crisis financiera, se encarniza el debate sobre cómo deberían prepararse las instituciones del país para abordar la cuestión. Y todos, no solo los políticos, aprovechan para dar sus opiniones.

Peligro inminente

Una voz particularmente respetada por algunos es la de Larry Fink, del que se suele decir que es el hombre más poderoso de Wall Street. Es el presidente de BlackRock, una gestora de fondos gigantesca. La mayor del mundo, de hecho. Cuando él habla, todas las personas relacionadas en algún grado con el mundo de las finanzas callan y escuchan (y normalmente también asienten). Todos los años publica una carta abierta a sus inversores en la que deja sus impresiones generales sobre el panorama económico y sus opiniones sobre algunos temas concretos de actualidad.

Este año, ha hecho unos vaticinios que muchos han encontrado inquietantes y pesimistas. Fink otea en el horizonte una crisis de liquidez. Pero, además de eso, señala culpables. Más concretamente, cree que es la Reserva Federal la causante de esta difícil coyuntura para las entidades económica. Durante años, la tendencia general ha sido la de imponer tipos bajos de interés para estimular el crédito.

Esto ha hecho, según Fink, que miles de inversores hayan aprovechado el abaratamiento del dinero para sacrificar parte de su liquidez en operaciones bursátiles que crearan rentabilidad a sus fondos. Ahora, muchos fondos están especialmente expuestos en caso de llegar una nueva crisis. No obstante, el magnate ha admitido que el sistema bancario es ahora mucho más sólido que en 2008. Pero no por eso ha pasado el peligro, y ha cargado contra las “políticas fiscales y monetarias extraordinariamente agresivas” que, según su opinión, han condicionado los mercados en los últimos años.

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