Sabalenka: “Me prometió que si llegaba a la final se lo tatuaría”

Aryna Sabalenka se proclamó campeona del US Open venciendo en la final a la estadounidense Jessica Pegula por un doble 7-5, en algo menos de dos horas. No es ningún secreto que el tigre es un animal con el que la bielorrusa se siente identificada, y una evidencia de ello es que decidió tatuárselo en el antebrazo hace un tiempo. Sin embargo, una de las imágenes de la jornada la protagonizó su preparador físico, Jason Stacy, quien acudió a la final con un tigre tatuado en la frente. La número dos del mundo celebró la victoria con todo su equipo, se acercó y tocó su calva, que al parecer le da suerte, puesto que ya hizo lo mismo cuando ganó el Open de Australia a principios de año.

No obstante, “el tatuaje no es permanente”, aclaró Sabalenka en la rueda de prensa posterior al término del encuentro. La bielorrusa explicó la intrahistoria de aquel anecdótico momento que tanto ha llamado la atención en las redes sociales: “Creo que en Washington hay una fan que me apoya y siempre se le ocurren cosas geniales. Ella trajo estos tatuajes temporales, y Jason me prometió que si llegaba a la final, él se lo pondría en la frente. Me gustaría que fuera un poco más abajo, quedaría mejor”, bromeaba con los periodistas. Además, su preparador no fue el único que se hizo el tatuaje, aunque sí era el que lo tenía más visible. “No todo el equipo, pero la mitad también tenía un pequeño tigre en el brazo. Igual que mis amigos. Fue genial, la verdad”, dijo la tenista de 26 años. “Tengo mucha curiosidad por saber qué va a ser lo siguiente que haga Jason. Estaba a punto de decir que se teñiría el pelo”, comentó antes de echarse a reír.

Recorta distancias con Swiatek por el número uno

Sabalenka es consciente de que esta victoria en un Gran Slam le va a sumar muchos puntos en el ranking WTA, y que se acercará a Iga Swiatek, quien cayó en cuartos de final ante Pegula. Actualmente son algo más de 2000 puntos los que las separan: “Siendo honesta, no estoy tratando de centrarme en la clasificación, no es que esté revisando dónde voy a estar después del torneo. Solo estoy tratando de concentrarme en mí misma, y sé que si en cada torneo juego mi mejor tenis, podré convertirme en la número uno del mundo nuevamente”, aseveró.

La deportista de 26 años no puede ocultar su alegría, pero también tuvo un momento para acordarse de su padre: “Después de perderle , siempre ha sido mi objetivo poner nuestro apellido en la historia del tenis. Cada vez que veo mi nombre en ese trofeo, estoy muy orgullosa de mí misma y de mi familia. Todavía no me puedo creer que lo haya logrado. Realmente significa mucho”, dijo ante los micrófonos la número dos del mundo, que obtuvo su tercer Grand Slam tras haber sido campeona también en el Open de Australia los dos últimos cursos.

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