Nadal recupera la calma contra el sufrido Gasquet
El balear factura un partido notable ante el francés y aumenta a 18-0 el balance en el cara a cara. Se enfrentará en octavos a Tiafoe.
Rafa Nadal pasó en 48 horas de la ansiedad de su partido contra Fabio Fognini a la calma total que experimentó ante su compañero de generación Richard Gasquet, nacido 15 días después que él. El balear pasó el rodillo (6-0, 6-1 y 7-5 en 2h17) ante un rival con el que tiene un cara a cara favorable sangrante: 18-0 sin perder ni uno de los últimos 34 sets. Solo hay una diferencia tan grande entre dos oponentes en el tenis de élite, el 18-0 de Novak Djokovic contra otro francés, Gael Monfils.
Con la cabeza despejada por el hecho de que su mujer, Mery, se encuentre bien, y el refuerzo familiar de la llegada a Nueva York de su padre, Sebastián, y de su hermana, Maribel, el ritmo que le dio Gasquet le vino de perlas en un partido que por momentos tuvo trazas de entrenamiento con público. Nadal se enfrentará el lunes en octavos, ronda que alcanza por 12ª vez en el US Open, a Frances Tiafoe (24 años y 26º del mundo). El estadounidense venció en tres sets (7-6 (7), 6-4 y 6-4 en 3h02) y se ha medido dos veces con el español, ambas en 2019, con derrotas en el Open de Australia y en el Mutua Madrid Open, sin ganar una manga.
Nadal no solo es la pesadilla de Gasquet, sino la de todos los franceses. Acumula 17 victorias consecutivas contra tenistas de este país. Con la confianza de haber jugado bien contra ellos, facturó una actuación notable, con pocos peros, más allá del 0-40 inicial que tuvo que levantar y de un despiste en el tercer set, cuando encajó el único quiebre del jugador de Beziers, que se vino arriba espoleado por un público un tanto condescendiente. Entre medias, algunas dobles faltas, y parciales de 9-0 y 5-0 que le hicieron pasar un mal trago a Gasquet, antes de que Rafa tuviera que emplearse a fondo para evitar un indeseado alargue del encuentro. Aunque tratándose de él, uno nunca sabe si prefiere jugar más o menos, sobre todo cuando viene de poder competir poco, como es el caso.
Ajustes y final
“Estás perfecto”, le decía Carlos Moyá, para después animarle junto con otro de los técnicos, Francis Roig, a que subiera más a la red con el drive y tirará más bolas al revés de su contrincante. Esos ajustes le sirvieron para cerrar el triunfo en el partido 116 con al menos un rosco a favor en su marcador. Y al final, una broma sobre el golpe que se dio en la nariz con la raqueta el jueves. “Todo bien, un poco más grande de lo habitual, pero sigue ahí”.