La caída a los infiernos de Medvedev

Daniil Medvedev no está bien. El tenista ruso, que llegó a ser número uno del mundo en 2022, está tocando fondo esta temporada. Buena prueba de ello fue la actitud que tuvo durante y después del duelo de primera ronda del US Open ante el francés Benjamin Bonzi (51).

En el tercer set, con bola de partido a favor de su rival, aprovechó el error de un fotógrafo para poner al público en contra del juez de silla y sacar del partido a Bonzi. Pero la cosa no quedó ahí. Tras darle la vuelta al choque y forzar el quinto set, acabó muriendo en la orilla y destrozando su raqueta en el banquillo con la mirada perdida. Una muestra indudable de su caída a los infiernos.

Medvedev, que actualmente ocupa la posición número 13 del ranking ATP, afirmó hace poco que pretende emular a Novak Djokovic para intentar frenar el dominio de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. Sin embargo, su decepcionante nivel y las desagradables situaciones que protagoniza en las pistas demuestran que está a años luz de volver a ser el tenista competitivo que fue hace no tanto.

Sus números esta temporada hablan por sí solos: una sola final, un balance de 26 victorias y 17 derrotas y tan solo un triunfo en Grand Slams. De hecho, solo en el pasado Open de Australia consiguió superar la primera ronda, y lo hizo sufriendo de lo lindo hasta el quinto set ante el tailandés Kasidit Samrej (346).

En la siguiente ronda, cayó ante Learner Tien, procedente de la fase previa, y a partir de ahí siempre se marchó a las primeras de cambio en los últimos tres ‘grandes’. En Roland Garros lo hizo ante Cameron Norrie y tanto en Wimbledon como en este US Open frente a Bonzi, haciendo ver que su posición de privilegio en el ranking dista mucho de su actual nivel tenístico.

Su mejor resultado este curso llegó en el ATP 500 de Halle, donde perdió en la final ante Alexander Bublik (3-6, 6-7) y no pudo frenar una sequía de títulos que ya supera los dos años. Y es que no muerde chapa desde mayo de 2023, cuando venció a Holger Rune en la final del Masters 1.000 de Roma con un doble 7-5.

Desde entonces, Medvedev ha sido noticia sobre todo por sus excentricidades y no por sus habilidades como jugador. Él mismo lo reconocía a este medio entre risas tras ser preguntado por sus dos personalidades: “Es como si fuese bipolar”.

Curiosamente, ese bajón tenístico, que ahora está llegando a un punto crítico, comenzó a mediados de la temporada pasada. Después de perder la final del Masters 1.000 de Miami y las semifinales de Wimbledon ante Alcaraz, el ruso se desinfló.

En los Juegos Olímpicos de París salió apeado tanto en individual como en dobles en octavos de final, en el pasado US Open Sinner lo eliminó de forma clara en cuartos (2-6, 6-1, 1-6 y 4-6), y acabó el año con claros síntomas de fatiga física y mental tras ser incapaz de superar la fase de grupos de las ATP Finals.

Este curso, comenzó el Open de Australia rompiendo una cámara con su raqueta y dedicando unas palabras poco elegantes a Samrej, el único tenista al que ha logrado ganar esta temporada en Grand Slams. En el ATP 500 de Róterdam protagonizó una acalorada discusión con el juez de silla pese a ganar a Stan Wawrinka. Poco después, fue noticia por sus irónicas declaraciones sobre la sanción por dopaje a Sinner y se despidió de Dubái dando a entender que estaban arbitrando en su contra por ser ruso. Y, en las últimas horas, fue el primer protagonista negativo en Nueva York dando un show bochornoso y llegando a deslizar tras su eliminación que el US Open podría ser “un buen lugar para terminar su carrera”.

Con semejante repertorio en los últimos meses, el interrogante ahora es si Medvedev podrá reconducir su carrera. A sus 29 años, volver a ser uno de los tenistas a batir en el circuito depende exclusivamente de él. Y ese parece ser su gran problema.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp.

¿Buscas licenciar contenido? Haz clicaquí