Djokovic, a un paso del 24º título de Grand Slam

Con una facilidad pasmosa ante un rival 16 años menor que él, el estadounidense Ben Shelton (20), Novak Djokovic (36) voló en el Arthur Ashe (6-3, 6-2 y 7-6 (4) en 2:39) de camino a su 36ª final de Grand Slam, décima en el US Open (iguala la plusmarca de Bill Tilden) y cuarta esta temporada en otros tantos majors. Por tercera vez en su carrera (lo consiguió en 2015 y 2021), el serbio hace pleno y está a un paso, a una sola victoria de capturar su 24º título en la máxima categoría de torneos, cifra con la que igualaría el récord absoluto, aún en poder de la australiana Margaret Court. Mañana (22:00) se medirá en la final con Daniil Medvedev, que se impuso al español y vigente campeón, Carlos Alcaraz.

Djokovic se convirtió este viernes en el cuarto hombre que alcanza los 100 partidos jugados en el grande neoyorquino, por detrás de Jimmy Connors (115), Roger Federer (103) y Vic Seixas Jr. (102), que cumplió 100 años el 30 de agosto. El balcánico extendió su racha de triunfos ante tenistas del país anfitrión a 31 seguidos. Su regularidad en las alturas impresiona: se ha impuesto en 22 de las 23 semifinales disputadas desde 2015, con la encajada ante Thiem en Roland Garros 2019 como única derrota. “Estas son las situaciones que me empujan a levantarme cada día”, dijo.

Djokovic se ha plantado en el duelo por el título sin pisar a fondo el acelerador, salvo en la de tercera ronda contra su compatriota Laslo Djere, cuando remontó dos sets. En este caso y bajo techo por la lluvia, estuvo impecable, aunque Shelton se lo puso fácil. El saque, su mejor arma, le falló estrepitosamente, pese a manejarse con un alto porcentaje de primeros. Perdió 29 puntos con ellos y apenas conectó cinco aces, cuando llegaba como líder del campeonato con 76. Si a eso se le unen sus 43 errores forzados…

Nole hizo con él lo que quiso, hasta le ridiculizó con globos como los que se le tiran a un amigo más bien flojo cuando quieres hacerle correr. Su intento de reacción en el tercer set, cuando Novak le dejó entrar, se quedó en eso. Unos cuantos tantos para la galería y a casa, con enfado por el desplante final de su ejecutor, que imitó el gesto que suele hacer el chaval de Atlanta cuando gana, imitar una llamada de teléfono y colgar. Cuando se saludaron, su cara, desafiante, era un poema. La piquilla venía del último desempate por algún gesto de Ben.

El nivel es bajo

Se puede poner como excusa la falta de experiencia de Shelton, de físico privilegiado, en su quinto Slam. Pero lo cierto que su inoperancia constata el hecho de que el nivel en el circuito masculino ha decaído de manera alarmante. Solo Alcaraz y, en ocasiones, Medvedev, están a la altura de Djokovic, sin olvidar al temporalmente retirado Rafa Nadal, a quien se echa mucho de menos.