Carlos Alcaraz, es ‘The Boss’ en Nueva York
El español conquista Nueva York también fuera de la pista. Este martes se enfrenta a Lehecka (19:00) en cuartos del US Open.
“Alcaraz tiene un carisma tremendo en Nueva York, yo diría que incluso más que Federer en su día. Todo el mundo le quiere”. Lo afirma Marcela Álvarez, reportera gráfica del medio Queen’s Latino, que lleva más de 30 años cubriendo el US Open. Y esa es la sensación general que produce el español en la archifamosa ciudad estadounidense. Carlitos, como les gusta llamarle a los neoyorquinos, ha conquistado la Gran Manzana también fuera de la pista. Dentro hace las delicias de los espectadores con su especial sentido del espectáculo, con esos golpes, para otros casi imposibles, con los que levanta a los espectadores de sus asientos. Este martes (19:00, Movistar+), volverá a hacerles disfrutar cuando se enfrente en los cuartos de final del US Open al checo Jiri Lehecka (23 años y 21º del mundo), a quien domina por 2-1 en el cara a cara.
¿Y por qué Alcaraz resulta tan carismático? Por varias razones, entre ellas por la manera en la que se relaciona con sus seguidores. Cuando firma autógrafos mantiene el contacto visual, por ejemplo. Si regala bolas firmadas después de un entrenamiento, pone mucho cuidado en elegir dónde y cómo las tira. Hace unos días, falló en un lanzamiento y la pelota volvió a donde estaba. El murciano se agachó, la recogió y volvió a tirársela a quien iba dirigida. Cuando acaba de tener estos detalles, se da la vuelta y levanta el pulgar para despedirse, todo con una amplia sonrisa, como la que exhibió cuando se hizo una foto con el hijo de Taylor Townsend. La jugadora afroamericana contó que AJ, como se llama su niño, le dijo a Carlos que si era como su madre, un número uno, y él contestó que “algo parecido”.
Lo cierto es que en el circuito no tiene enemigos, sus compañeros le respetan y le quieren. En el último entrenamiento, Musetti, que iba a enfrentarse más tarde a Munar, se acercó a saludarle, algo que ocurre frecuentemente con otros tenistas, que a veces se paran para verle practicar. Tiafoe le llama “my guy” (mi hombre). Nunca se olvida de sus coetáneos, con los que ha compartido su infancia. “Qué alegría ver dónde hemos llegado. Todo lo mejor para ti, bro”, le escribió a Darderi, a quien había felicitado por su primer título el año pasado en Córdoba.
La simpatía le brota de forma natural, también con sus ocurrencias en las entrevistas postpartido (las celebridades le adoran) y con los periodistas y comentaristas. Se ve en la forma en la que bromea con ellos. “¡Vaya vacaciones te has pegado!”, le dijo este lunes a Álex Corretja, que acababa de incorporarse a las retransmisiones de Movistar+. “Habla con todo el mundo y no es una pose, es como es. Cualquier persona con la que se cruza, no importa el trabajo que tenga, dice, ‘¿sabes qué? Realmente me gusta este tipo. Es un chico de sonrisa y estar fácil”, elogia Andy Roddick, último campeón norteamericano del torneo (2003), en su pódcast.
En Manhattan es frecuente ver la silueta gigante de Alcaraz en carteles de publicidad y en Little Spain, en la calle 14, entre la Octava y la Novena Avenida, los bares y restaurantes, empezando por el emblemático La Nacional, donde tiene su sede la histórica Spanish Benevolent Society, programan los partidos del campeón de 2022. “Allí hay un ambiente especial cuando juega. Tengo una prima que solo sigue la NFL, pero le encanta Alcaraz. Igual que a mi madre, que es muy seguidora de los deportes y le entusiasma Carlitos”, explica Álvarez, que, casualmente, tiene una tía que vive en Murcia y fue una de las fotógrafas que tomó una instantánea del ídolo mientras se cambiaba la camiseta durante uno de sus partidos. “Sigue siendo como un niño, pero su cuerpo…”, reconoce con una sonrisa.
Un ‘sex symbol’
Y es que también, en cierta medida, es un sex symbol que marca tendencias. Todo lo relacionado con su corte de pelo, muy rapado, aunque ahora ya le ha crecido un poco, causó furor tanto en el torneo como en las redes, con interacciones tan numerosas que superaron a las provocadas tras sus títulos en Roland Garros y Wimbledon. “Me estoy metiendo más en el mundo de la moda. Con las sneakers (zapatillas), la vestimenta. Es algo que le estoy dando más importancia. Me gusta ese mundo y también que fuera de pista se vea un lado diferente a lo que están acostumbrados a ver en pista. Que me conozcan dentro, vean cómo soy, la manera en la que hago las cosas o visto, y fuera también”, dijo tras su estreno ante Opelka.
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Esa fama tiene su parte incómoda, porque también le causa dificultades, que él abraza: “Este año siento que en la calle me conocen más. Me paran y no puedo caminar todo lo que me gustaría, pero aquí siempre recibo un cariño muy agradable, y me encanta”. Como Bruce Springsteen en la música, Alcaraz es The Boss (El Jefe) en el tenis.
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