Sinner se olvida del ruido con su victoria más rápida del año

Jannik Sinner apura las pocas opciones que tiene de acabar el año como número uno. Para ello, el italiano, segundo en el ranking mundial, ha de recortar los 1.340 puntos en los que Carlos Alcaraz le aventaja, y el primer bocado está obligado a darlo esta semana en el ATP 500 de Viena. El pelirrojo, campeón la pasada semana del Six Kings Slam de Riad, se estrenó en el torneo austriaco con una demoledora victoria, la más rápida de esta temporada para él: 6-0 y 6-2 en tan solo 58 minutos sobre el alemán Daniel Altmaier, engullido por el transalpino. Con un apabullante triunfo se olvidó Jannik del ruido ajeno provocado en los últimos días por su renuncia a representar a Italia en la Final a 8 de la Copa Davis de Bolonia (del 18 al 23 de noviembre). En octavos de final, Sinner se medirá precisamente con el hombre que entró en su lugar en la convocatoria de Italia para la cita: Flavio Cobolli, que se deshizo de Tomas Machac por 7-6 (6) y 6-2 en 1h40.

Sin las Finales de la copa del mundo de tenis en su calendario, a las que renunció alegando necesitar “una semana extra” para preparar la próxima temporada, el campeón de las dos últimas ediciones de la Davis solo jugará Viena, el Masters 1.000 de París y las ATP Finals en lo que queda de curso. Llega a este tramo con las pilas recargadas, algo muy necesario tras verse obligado a abandonar en Shanghái hace un par de semanas por unos calambres que le impidieron competir contra Tallon Griekspoor en tercera ronda. En su 50º partido del año, Sinner, campeón en Viena hace dos temporadas, alargó su racha de triunfos oficiales en pistas indoor hasta los 17, con su última derrota en las ATP Finals de 2023 frente a Novak Djokovic.

“Todo salió muy bien en el primer set, casi no cometí errores. En pista indoor tienes que tener cuidado, porque si tu rival empieza a sacar bien, es difícil hacer un break. Al tener dos quiebres intenté probar un par de cosas. Estoy muy feliz por la actuación de hoy, por empezar el torneo de forma positiva, no solo por el juego, sino por sensaciones. Ha estado bien, estoy feliz por estar aquí y veremos qué pasa más adelante”, valoró Sinner tras una arrolladora actuación. A los 22 minutos ya había amarrado la primera manga con su noveno rosco del año (huelga repetir que tan solo lleva 50 partidos jugados), y tampoco encontró mucha oposición por parte de Altmaier, de 27 años y 51º mundial, al que nunca se había enfrentado, en el segundo parcial. El alemán, con un buen revés a una mano, estuvo flojo precisamente en esa faceta (12 de sus 20 errores no forzados llegaron con ese golpe), y poco pudo hacer ante un Sinner que acabó con un magnífico balance de 19 ganadores y siete no forzados, y tan solo cuatro puntos perdidos con su saque.

Fue un partido especial, en un torneo especial, para Jannik, nacido en San Cándido, en la frontera de Italia con Austria y a poco más de cinco horas en coche de Viena. De hecho, habla alemán perfectamente. Por la cercanía con su hogar, el tetracampeón de Grand Slam pudo disfrutar de la presencia de los suyos en este Erste Bank Open. “Mi madre se pone nerviosa al verme, no sé si estaba en las gradas o no, pero tener a mi padre en el box es genial. Mi hermano no está aquí, quizás viene a Turín. Somos una familia muy normal, cuando juego fuera y no están viéndome, sé que mi padre lo está viendo por la tele. Trato de acostumbrarme a ello. Saben lo mucho que he sacrificado, que el camino tiene que ser divertido. Agradezco la gente que tengo a mi alrededor y el cariño, me siento mucho más querido en pista”, sentenció el transalpino tras arrancar en Viena con el mejor pie posible.

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