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Thiago Seyboth Wild
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Daniil Medvedev
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TENIS | ROLAND GARROS

Batacazo del favorito Medvedev ante el 172º del mundo

Thiago Seyboth Wild de 23 años y que no había ganado nunca un partido de Grand Slam, acaba con el ruso, segundo cabeza de serie y reciente campeón en Roma.

ParísActualizado a
ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Solo hubo que esperar tres días para que se produjera la primera gran sorpresa en Roland Garros. Y fue morrocotuda. Thiago Seyboth Wild, brasileño de 23 años y 172º del mundo, que no había ganado nunca un partido de Grand Slam y jugaba el segundo, después de perder en la primera ronda del US Open 2020, venció por 7-6 (5), 6-7 (6), 2-6, 6-3 y 6-4 en 4h15 a Daniil Medvedev, cabeza de serie número dos, reciente campeón en Roma y líder del año en victorias (39), títulos (5) y finales (6). De hecho, contaba como favorito para hacerse con el campeonato en París, pese a su famosa animadversión por la tierra batida. Pero no ha durado ni un asalto en un torneo que se le resiste y en el que no ha podido pasar nunca de los cuartos de final. Su rival, que tuvo que jugar la previa y tiene un balance de 10-15 en ATP, se encuentra ahora con el camino de una estrella. El jueves se enfrentará en segunda ronda al argentino Guido Pella.

“He visto a Daniil jugar desde que yo era júnior, siempre he soñado con jugar en esta pista contra estos jugadores. Ni en mis mejores deseos habría estado ganarle, así que es un sueño hecho realidad”, dijo Thiago, que se dio a conocer hace más de tres años, cuando ganó en la primera ronda de Río de Janeiro al español Alejandro Davidovich, en el mismo torneo en el que debutó y ganó su primer duelo ATP Carlos Alcaraz, contra Albert Ramos. “Al salir a la pista, quería conseguir los mejores ángulos, usar mi derecha contra él, y ha ido muy bien”, añadió antes de revelar que había “tenido calambres en el segundo set”. “Pero he dado lo mejor de mí, usando una buena mentalidad y haciendo mi mejor tenis. Mañana iré a entrenar, no mi entrenador no me va a dejar descansar”, bromeó.

La estrategia de Seyboth Wild se le atragantó a Medvedev, que estuvo incómodo desde el inicio, en un día un poco ventoso, con calor y un público que animó insistentemente a su rival, el más débil a priori. Eso desquició a menudo al moscovita, que suele tener enfrentamientos con los espectadores allí donde juega. De hecho, al final del partido se fue sin despedirse e hizo un gesto parecido a una peineta. Para colmo, mediado el encuentro le sangró la nariz. Daniil mostró lo peor de su extraña ortodoxia, con golpes descompensados, impropios de un profesional de su categoría, y fue desbordado continuamente por un rival muy agresivo y que tuvo valentía para colocarle 69 golpes ganadores, si bien es verdad que el moscovita no supo aprovechar los 77 errores no forzados de chaval de Paraná, que no ha progresado como se preveía por culpa de las lesiones.

En entredicho

“Estoy realmente decepcionado. Voy a estar una semana pensando en este partido, pero por el momento no veo nada malo que haya hecho”, afirmó Medvedev, que sí reconoció que quizá las 15 dobles faltas que cometió influyeron en su derrota. Por eso, verlo sufrir de esa manera fue desesperante y difícil de entender, sobre todo en un último set que fue una montaña rusa de quiebres en la que sobrevivió el tenista con menos experiencia, pero con más fe. Batacazo inesperado e imperdonable del líder de la Carrera (la clasificación del año), el mejor jugador del curso, que queda ahora en entredicho y tocado, una vez más, tras un mal Roland Garros. Es la quinta vez en siete participaciones que no pasa del estreno.

En rueda de prensa, se quejó del viento y de las pelotas: “Con estas bolas pesadas ajustarse con el viento no fue fácil. Los jugadores que tienen juego de muñeca, como mi oponente de hoy, como Carlos (Alcaraz) o Stefanos (Tsitsipas), tienen una gran ventaja con ellas, porque pueden generar potencia con facilidad, y eso yo no lo tengo”. También mantuvo que no le gusta la arcilla: “Se ensucia todo, las bolsas, las zapatillas, los calcetines, no me gusta comer tierra”. En la otra cara de la moneda, la buena, queda Thiago Seyboth Wild, primer jugador en eliminar a uno de los dos primeros cabezas de serie en la primera ronda de París en 23 años, después de que Mark Philippoussis derrotara a Pete Sampras en 2000.

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