Sinner imita a Nadal para ganar su primer Grand Slam
El italiano de 22 años remonta dos sets ante un fatigado Medvedev, como hizo el español hace dos años contra el ruso, también en Melbourne.
“Estoy muerto”, le dijo Jannik Sinner a su equipo, con 4-4 en el marcador del tercer set de la final del Open de Australia 2024. Daniil Medvedev había ganado los dos primeros con cuatro quiebres y el italiano parecía totalmente perdido. Pero entre el rescoldo de determinación que mantenía y los errores del ruso, se metió en el partido y obró una milagrosa remontada, la segunda que encaja el número tres del mundo en el partido por el título del torneo oceánico: 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3, en 3h44. Algo que no le había pasado a ningún otro tenista antes. Hace dos años, Rafa Nadal le ‘birló’ el trofeo de igual manera. Hace tres, Novak Djokovic lo barrió en tres mangas. Ya van tres fiascos dolorosos para él en las antípodas. “Siempre duele perder en la final, aunque seguramente es mejor estar en la final que perder antes…”, se consoló. Esta era la sexta suya en Slams y solo ha ganado una, la del US Open 2021, contra Djokovic.
Es la octava vez en Era Open que alguien levanta un 0-2 esto en el último encuentro de un Grand Slam. Sinner gana el primero de su palmarés en su primera final y es el quinto italiano, hombre o mujer, que lo consigue, tras Nicola Pietrangeli, Adriano Panatta, Francesca Schiavone y Flavia Pennetta, la última campeona, en 2014. El pelirrojo lidera el renacimiento del tenis de un país que ha invertido mucho y bien para generar talento y recoge ahora los frutos (la Copa Davis en 2023 y este triunfo individual). Es el ganador más joven en Australia, con 22 años, desde Djokovic, que triunfó con 20 en 2008.
Melbourne aguardaba un nuevo campeón después de 19 años de tiranía, desde 2005, de Roger Federer (seis trofeos), Djokovic (10) y Nadal (dos), con una única intromisión, la de Stan Wawrinka en 2014. “Tu esfuerzo ha sido increíble en este torneo, las horas que has pasado en pista y el esfuerzo que has mostrado hoy corriendo a por cada bola. Espero que también puedas levantar el trofeo aquí”, dijo a su oponente con elegancia Sinner, que tenía una ventaja sobre Medvedev, había jugado estas dos últimas dos semanas casi seis horas menos que él, que acabo el campeonato habiendo pasado 24 horas y 17 minutos en la cancha, más de un día corriendo, 31 sets y 306 juegos, con una raqueta en la mano. Tenía un récord de 50-1 en majors sobre pista dura después de ganar el primer set, ahora 50-2. Y en el US Open de 2019 perdió otra final, también con Nadal e igualmente en cinco parciales. Cifra maldita para él.
Gran comienzo
La apuesta por la agresividad y el dominio de los puntos tuvo premio para Medvedev en el primer set. Porque, aunque cometió 12 errores no forzados, seis más que un apagado Sinner, también conectó 12 golpes ganadores (seis aces), ocho más que el tirolés. Pronto encontró el break Daniil, en el tercer juego. Después mantuvo su servicio sin excesivos problemas y muchos primeros (86%). Así solo perdió cinco puntos con sus saques. El revés le funcionó de maravilla, lo ha mejorado exponencialmente desde que irrumpió en el primer plano del circuito. Y restó como ha acostumbrado a hacer durante todo el torneo, de escándalo.
Por eso convirtió otra opción de break para cerrar el parcial inicial y presionó de igual manera a su rival al comienzo del segundo. A punto estuvo de ponerse con 2-0 y media final en el bolsillo. No tardó, sin embargo, en encarrilarla con otra rotura para 3-1 y servicio. Sinner, muy acomplejado, nada que ver hasta entonces con el tenista que acorraló a Djokovic, no veía huecos en el muro del moscovita. Le buscaba el revés con insistencia, aunque ahí no fallaba demasiado Medvedev, que volvió a quebrar a Sinner, herido, por mucho que acortase inesperadamente la desventaja, aprovechando un bajón en el ritmo de saques de su oponente, y amenazará incluso con anularla antes de claudicar. Solo había perdido dos veces su saque en todo el campeonato y se encontró en dos sets con cuatro breaks en contra.
Los fantasmas de la remontada
Como hace dos años, Daniil se vio con dos mangas de ventaja. Debía tener la lección aprendida y, además, había remontado dos sets en dos partidos a lo largo del torneo (contra Ruusuvuori en segunda ronda y ante Zverev en semifinales). Aunque quizá se confió demasiado y se permitió el lujo de bajar una marcha y dejarse llevar por la inercia ganadora. Parecía que Sinner no podía desbordarle, por mucho que lo intentara. No esperaba que Medvedev le diera vida con un error de bulto, una derecha sencilla que tiró larga por mucho para perder el parcial.
Pudo ser peor la desconexión de Daniil, cuando Sinner tuvo punto para el 2-0 en la cuarta manga. Espabiló el ruso, salvó los muebles y se puso serio. Bueno para el espectáculo, que ganó muchos enteros con ambos contendientes entonados y golpeando la bola como si les fuera la vida en ello. Tocaba ver quién era el mejor jugando de tú a tú, a la misma altura. Y en ese momento lo fue Jannik. En modo a prueba de fallos, el transalpino volvió a encontrar el quiebre en el momento justo, para el 6-4. A Medvedev se le aparecieron los fantasmas de aquella remontada de Nadal.
Sinner se endureció sobremanera y aguantó como un titán para prevalecer en un intercambio de 39 golpes al principio de la quinta manga. El largo tiempo pasado en pista empezó a pesarle a Medvedev, mucho. Por eso Sinner lo derribó con una derecha ganadora letal para el 4-2 y continuó moviéndole de un lado a otro de la pista, explotando su lógica fatiga. La actitud de Daniil fue encomiable hasta el final, ni un mal gesto, cabeza baja y a correr y pegar. Pero tenía el depósito casi vacío y no logró revertir una situación no por ya vivida menos dura. Sinner, por su parte, se asienta en la élite y anuncia que estará ahí, probablemente, mucho tiempo y con grandes posibilidades de éxito. Su rivalidad con Carlos Alcaraz promete.