Nadal renuncia a Montecarlo: “El cuerpo no me deja”
El campeón de 22 grandes y 37 años anunció que tampoco podrá reaparecer en el Masters 1.000 que arranca el domingo. Ha jugado tres partidos este año.
El golpe, aunque repetido, no deja de ser cada vez más doloroso. Rafa Nadal comunicó a través de sus redes sociales que no reaparecerá en el Masters 1.000 de Montecarlo que arranca el domingo. El campeón de 22 Grand Slams anunció que tampoco podrá disputar el torneo del Principado, donde ha sido 11 veces campeón, que estaba fijado como punto de partida para la gira de tierra en la que esperaba estar a punto para acabar desembocando en Roland Garros y en los Juegos de París (desde el 26 de julio), que se celebran en el escenario de sus 14 éxitos. Un recorrido con el que, en principio, iba a enfilar ya su despedida de las pistas este año.
“Están siendo tiempos difíciles para mí deportivamente hablando. Desgraciadamente, os comunico que no voy a jugar en Montecarlo. Simplemente, mi cuerpo no me deja”, escribió el mallorquín en un mensaje de tono preocupante. Nadal (37 años) jugó en Brisbane en enero después de casi un año parado. Allí mostró un gran nivel en tres partidos, pero una microrrotura muscular en la cadera izquierda a la que se quitó importancia le dejó fuera del Abierto de Australia. La siguiente meta se la puso en Indian Wells, pero tampoco fue capaz. “No me encuentro listo para jugar al más alto nivel”, se excusó entonces.
Antes, se había probado en una exhibición en Las Vegas, el 3 de marzo, frente a Carlos Alcaraz. Allí se le vio con el excelente toque de siempre, pero con problemas al saque y demasiadas precauciones. El 20 de marzo, en los premios de su Fundación, advirtió que haría “lo posible” por empezar la campaña sobre arcilla, pero no pudo confirmar su retorno: “Últimamente, se me hace difícil hacer predicciones, desgraciadamente”.
Nadal, que no ha dejado de entrenarse en ningún momento, está empeñado en elegir la fecha de su adiós y que no se la dicte su baqueteado cuerpo. Pero parece no dar más de sí. “Da igual ser optimista o no optimista; soy realista. Hace un año y medio o dos que se me está haciendo imposible competir, con lo cual el primer objetivo es intentar hacerlo. Es mucho tiempo, tengo una edad y una carrera detrás muy larga”, recordaba.
El calvario de Nadal, que en 2022 se proclamó campeón en Australia y Roland Garros, se acentuó el año pasado, cuando sólo pudo disputar cuatro partidos (dos en la United Cup y otros dos en Abierto de Australia). En Melbourne, se lesionó frente a Mckenzie Mcdonald en el psoas ilíaco de su pierna izquierda y acabó pasando por el quirófano y renunciando a jugar más partidos. Se desconectó un tiempo del tenis, inició un largo viaje con su barco y disfrutó de un tiempo familiar junto a su hijo y Mery Perelló, su esposa. En mayo del año pasado, convocó a la prensa para anunciar su baja en Roland Garros y su propósito de reiniciar y poner el punto de salida para su despedida en la campaña 2024. “No me merezco acabar así”, sentenció. Y desde entonces, lucha para ello. Las siguientes fechas que aparecen en su calendario son el Torneo Godó en Barcelona (15-21 de abril) y el Mutua Madrid Open (desde el 24 de abril). “No me queda más que aceptar la situación e intentar mirar hacia el futuro inmediato manteniendo la ilusión y las ganas para darme la oportunidad de que las cosas mejoren”, añadía hoy. Mientras, el reloj biológico sigue golpeando con sus implacables manecillas al campeón.
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