Munar vence a Lehecka y resucita a una España que se la juega al dobles

Cuando pintaban bastos para la Selección española, cuando todo estaba en contra para la Armada, huérfana de Carlos Alcaraz y contra las cuerdas después de la derrota de Pablo Carreño, el equipo de David Ferrer se encomendó a la magia. Jaume Munar, que por las circunstancias de los días previos se convirtió en el número uno español, se vistió de héroe y le dio una vida más a su país, que sigue en pie en la Copa Davis y a un solo triunfo de meterse en las que serían sus primeras semifinales desde 2019. El ‘Mágico’, que estaba obligado a lograr la victoria para evitar la eliminación de España, completó un partido de sobresaliente ante un coco como Jiri Lehecka, al que abatió por 6-3 y 6-4 en 1h22 para resucitar a la Selección. El billete a semifinales queda ahora en manos de Marcel Granollers y Pedro Martínez, que disputarán a continuación el dobles ante Jakub Mensik y Tomas Machac.

“Pongamos el 1-1 en la eliminatoria y ya Marcel se encarga”, pidió David Ferrer en los días previos a los suyos. Lo consiguió Munar, que palió el tropiezo inicial de Carreño ante Mensik (7-5 y 6-4 en 1h39) y confía la suerte española al que Ferrer definió como “líder” del equipo, un Granollers que es un valor seguro en el dobles. Ganador en este 2025 de dos Grand Slams (Roland Garros y US Open), el catalán formará pareja con Pedro Martínez, al que también se le da bien la especialidad, en la que presenta un buen balance de 5-2 en Copa Davis (el de Marcel es de 11-12 en la modalidad). La oportunidad de oro que tiene España llegó gracias al maravilloso hacer de Munar, de 28 años y 36º del mundo, que en absoluto se vio intimidado por el escenario y por la presencia de Lehecka, 24 y 17º, el segundo mejor jugador por ranking en Bolonia, y logró la que es la primera victoria de su vida en individuales de la Copa Davis. Y menuda victoria.

Le valió, y mucho, la experiencia pasada al balear, que en septiembre, en Marbella, compitió como número uno de la Selección por primera vez en su vida, y ahí sí que pagó la novatada con una inesperada derrota ante Elmer Moeller. El segundo día de eliminatoria no jugó el individual, pero en el norte de Italia recuperó su condición de principal baluarte nacional en los singles y esta vez no acusó la presión. "Las claves han sido mi saque y la experiencia que tuve en Marbella. Fue un severo correctivo, menospreciaba los sentimientos de la competición y creo que eso ha sido muy importante hoy para sacar adelante el partido. En la Davis, las emociones están a flor de piel desde principio hasta el final y tienes que convivir con ello. He trabajado mucho en ese aspecto estos meses", reconoció más tarde. Munar mostró una perfecta adaptación a las condiciones indoor de Bolonia, no demasiado rápidas, y se hizo fuerte con su saque, ganando el 87% de puntos con su primer servicio (33 de 38). "Sabíamos que Lehecka se adapta muy bien a esta superficie, él es mejor jugador en indoor. Sin embargo, no deja de ser un partido de la Copa Davis. Me sentía bien, he salido con confianza al partido y al final he conseguido ganar", aseguró Jaume tras su triunfo. En efecto, esto es la Copa Davis.

Lehecka, que llegaba a esta copa del mundo de tenis sumando tres derrotas consecutivas bajo techo, no encontró la forma de penetrar a Munar, rocoso desde el fondo de pista, santo y seña suyo en este 2025 en el que acaba con el mejor ranking de su vida. El checo únicamente lo intentó a base de pegada, pero eso no basta ante el español, que creyó como seguramente nadie hacía, y enseguida el banquillo de los suyos empezó a soñar con una victoria que se puso de cara después de que Jaume se apuntase el primer set. Un break en el sexto juego del parcial resultó definitivo para el balear, que no concedió ni una sola bola de break en toda la manga. Más de cara se puso cuando Munar comenzó el segundo set con otra rotura, desactivando por completo el temido servicio de Lehecka.

Lo que más valor tiene, sin embargo, es que fue capaz de aguantar desde entonces, salvando dos oportunidades de quiebre con muchísimo temple y sangre fría. Se adueñó por completo de lo que conlleva ser número uno de una potencia mundial, e hizo que no se echase tanto de menos a Alcaraz, que a buen seguro lo siguió por televisión. Jaume celebró su vital triunfo girándose hacia el banquillo español, que se desgañitó para celebrar que siguen con vida. Aunque, enseguida, el mensaje fue de prudencia: se ha dado un paso importante, pero queda el definitivo. Tendrán la tarea de darlo Granollers y Martínez, que se medirán con Mensik (sustituyó a última hora a Adam Pavlasek) y Machac, la pareja que ya ganó hace meses en Estados Unidos. “Tienen muy claro lo que deben hacer y yo tengo mucha confianza en ellos dos”, les animó un Munar que se vistió de héroe para resucitar a España.

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