Valentin Vacherot hace historia para Mónaco y en el tenis mundial
El monegasco, que jugó la previa, es el primer tenista de su país ganador de un título ATP y el campeón con ranking más bajo (204º) de un Masters 1.000.
En la final más singular de los últimos años, porque en ella se enfrentaban dos primos hermanos, el más pequeño y, a priori, el menos favorito, Valentin Vacherot, hizo historia para Mónaco y en el tenis mundial al remontar y vencer en la final de Shanghái a Arthur Rinderknech: 4-6, 6-3 y 6-3 en 2h14. Semidesconocido hasta ahora, con 26 años se convirtió este domingo en el primer jugador de su país ganador de un título ATP y en el campeón con ranking más bajo (204º) de los Masters 1.000, por delante de Borna Coric (151º en Cincinnati 2022) y de Roberto Carretero (143º en Hamburgo 1996). El español también jugó la previa en aquella ocasión, igual que Vacherot, que entró como suplente y estuvo a dos puntos de no superarla. Pero lo hizo y después eliminó, entre otros, a Bublik, Machac, Griekspoor, Rune y Djokovic, todos top-40, antes de triunfar en la primera final de su carrera.
Como no podía ser de otra manera, la emoción se desbordó en la entrega de trofeos. Primero lloró Rinderknech (30 años y 28º desde el lunes), al dirigirse en francés a su familiar (“Dos primos son más fuerte que uno”, le dijo), con el que ha compartido vacaciones y muchas vivencias tenísticas, sobre todo cuando ambos coincidieron en la Texas A&M University de la NCAA estadounidense. Por aquel entonces no podían siquiera soñar con jugar un partido de esta categoría algún día. Pero lo consiguieron en un par de semanas inolvidables. Tampoco pudo contener las lágrimas Valentin. Había tanta tensión, de la buena, acumulada, que el galo no pudo aguantar en pie y se derrumbó atenazado por unos calambres. “Que alguien le ayude”, pidió Vacherot. Todo fue especial y diferente, muy pocas veces visto, en este acontecimiento.
“Es increíble lo que acaba de pasar. No estoy soñando. Es una locura. Estoy muy contento con mi rendimiento de estas dos últimas semanas. Quiero darle las gracias a todos los que pusieron freno a mi carrera desde el principio. Tiene que haber un perdedor, pero creo que hoy hay dos ganadores: una familia que ganó. Creo que para el tenis, esta historia es simplemente increíble. Ojalá hubiera dos ganadores, pero desafortunadamente solo hay uno. Por mi parte, me alegro mucho de que sea yo”, admitió Valentin.
En lo estrictamente tenístico, el ganador vivió uno de esos días que cambian la vida de un deportista. Porque pasa de no ser top-200 al puesto 40 del ranking mundial, en una espectacular subida de 164 puestos. Hace unas semanas estaba jugando el Challenger de Manacor en la Rafa Nadal Academy, donde no pasó de la segunda ronda, y ahora podrá entrar en cualquier torneo sin tener que disputar la qualy. Está a ocho posiciones de entrar como cabeza de serie en los Grand Slams. Increíble. Ese salto y el dinero que se lleva por triunfar en Shanghái, más de un millón de euros, cuando hasta ahora ‘solo’ había acumulado medio en toda su trayectoria, le abren las puertas a un nuevo mundo en el deporte de la raqueta.
En el box de su equipo, junto con su entrenador, Benjamin Balleret, exjugador monegasco y hermanastro suyo, dejó fluir el llanto la presidenta de la Federación del Principado, Melanie-Antoinette de Massy, a quien acompañaba también henchido de orgullo, el director del Masters 1.000 de Montecarlo, David Massey. Tampoco escapó del estremecimiento la novia del vencedor, Emily Snyder.
Un partido marcado por las emociones
El partido, sin demasiado ritmo, porque los saques predominaron sobre los restos, casi fue lo de menos, pero también tuvo su historia. Empezó mucho mejor Rinderknech, controlando la situación durante el primer set ante un tímido Vacherot. Pero Valentin no se dio por vencido, empezó a servir cada vez mejor y dio un paso al frente a la hora de recibir, una presión que dio frutos. “Cuando estaba abajo, no tenía otra opción. Si quería tener la oportunidad de ganar, solo necesitaba recuperar mi mejor juego. En el primer set, no lo saqué. Arthur estaba jugando mejor que yo”, resumió el del Principado.
Noticias relacionadas
A la par, Arthur incrementó sus errores no forzados y sintió el peso del favoritismo y la rareza de jugar contra un ser tan querido y con un carácter tan diferente al suyo. Mientras Vacherot, más ruidoso, se animaba constantemente, el galo se lo guardaba todo para sí, salvo cuando logró levantar puntos de quiebre que le hubieran apartado del sueño de una remontada en la tercera manga, que finalmente no llegó. “He disfrutado de cada batalla. Con calor y humedad, lo he dado todo en cada partido. Sudé mucho, pero hoy no fue suficiente para ganar, pero darlo todo es lo que importa”, explicó. Aunque fue partícipe de otro sueño que sí se cumplió, el de su primo, que en el fondo era el de la familia. Así el final, de algún modo, fue feliz para todos.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí