Un gris arranque condena a Sorribes ante la ‘española’ Rus

Sara Sorribes echó el telón este miércoles al Sunshine Double con dos derrotas en primera ronda en ambos torneos de categoría WTA 1.000. Al igual que hace dos semanas en Indian Wells, donde sucumbió en su estreno frente a la checa Marie Bouzkova por un contundente doble 6-1, la española de 27 años y 52ª del ranking WTA se despidió del Miami Open a las primeras de cambio al ser superada por la neerlandesa Arantxa Rus, 33 y 57ª, por otro duro 6-0 y 6-3 en 1h42. Apenas cinco juegos ganados por la castellonense en sus dos partidos por Estados Unidos, y su balance en cuadros finales de 2024 es de un triunfo y siete derrotas para una Sorribes que deja a Paula Badosa como única representante española en el torneo femenino en Florida.

El mal inicio de partido truncó las aspiraciones de Sorribes, superada en los momentos calientes por una Arantxa Rus que vive en Barcelona, donde es entrenada por el español Julián Alonso (en 1998 llegó a ser top-30 de la ATP). A pesar de sus vínculos con España, la neerlandesa siempre ha aclarado que no se llama así por Arantxa Sánchez Vicario, sino que simplemente es un nombre que le gustaba a sus padres. Hasta su tenis es ‘español’, especializada en la tierra batida y experta en unas bolas altas con las que hizo perderse a una Sorribes con la que se había medido en dos ocasiones previas y con una diferencia de nueve años entre ambas: la española se retiró en Vall de Uxó en 2013, y en 2022 se tomó la revancha en la Billie Jean King Cup.

Rus pasa por un momento dulce de tenis, y lo evidenció a una Sorribes que no supo aprovechar las oportunidades que tuvo (ejemplo de ello es que, en su primer juego al saque, hizo dos dobles faltas cuando servía para abrocharlo). La nacida en Delft conquistó el año pasado en Hamburgo su primer torneo WTA individual, y lo acompañó con dos victorias en 125 (Contrexeville y La Bisbal del Ampurdán). Antes, su carrera no fue tan regular: llegó a ser número uno júnior y campeona en la categoría del Open de Australia de 2008, pero su salto al profesionalismo no fue del todo sencillo. En 2013, de hecho, llegó a perder 17 partidos WTA consecutivos, y en los años posteriores hubo momentos en los que incluso estuvo fuera del top-200.

Su renacer vino de la mano de Julián Alonso, y desde entonces la neerlandesa es un dolor de cabeza para sus rivales. Así fue para Sorribes, que pese al rosco con el que abrió el partido no bajó los brazos y trató de redimirse en el segundo parcial. Las sensaciones de la española mejoraron, pero continuó encontrándose en frente con un muro que devolvió todo hasta que llegasen los fallos de su rival. Y así fue. Nueva derrota a las primeras de cambio de la castellonense, que a pesar de ello gana nueve puntos en el ranking (no jugó el año pasado en Miami) y piensa ya en la gira de tierra batida para remontar un complicado inicio de año.

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