Oblak, Savic y la noche de la pista 6 del Mutua Madrid Open

Son las 22:30 de una fría noche de miércoles en Madrid, al menos en comparación con pasadas ediciones del Mutua Madrid Open. La música de la fiesta que celebra el torneo en sus bajos cada día retumba por todo el complejo de la Caja Mágica, aunque en las pistas de fuera todavía hay actividad. Con apenas 14 grados que marca el termómetro, y con el suelo metálico retumbando al ritmo de una canción de David Guetta, Olga Danilovic anota en la pista 6 el punto definitivo de su duelo de primera ronda frente a Clara Burel (3-6, 7-6 (8) y 6-4 en 2h39). Un centenar de aficionados, bastante bien abrigados, se arremolinan alrededor de la cancha exterior, aunque la mayoría de ellos con un objetivo distinto a las tenistas. Todos intentan fotografiarse con Jan Oblak y Stefan Savic, futbolistas del Atlético de Madrid que viven el encuentro in situ.

El portero esloveno sigue el partido desde el box de la serbia Danilovic, que es su pareja. El central montenegrino, también gran amigo de la tenista, lo hace unas filas más atrás, en la grada como un aficionado cualquiera. Ambos empujan a la número 122 del ranking WTA, que remonta el duelo ante la 44ª y consigue un triunfo de mucho mérito. La bola de Burel se va al pasillo de dobles por la izquierda y Olga, que accedió al cuadro final a través de la previa, consuma el primer triunfo de su vida en un WTA 1.000. La jugadora de 23 años se queda de pie, mirando a su box, del que se levanta Oblak con los puños en alto. A una hora intempestiva, con frío, ruido, en una pista poco atractiva... Nada de ello importa.

En el palco de Danilovic también lo celebra Alejandro García Cenzano, un madrileño que se empezó ganando la vida como sparring en diferentes torneos y compartiendo entrenamientos con las mejores raquetas del planeta, y que ahora, con 28 años, es el entrenador a tiempo completo de la serbia. Antes, Olga se formó con otros españoles como Roberto Ortega, Salvador Navarro y Pepo Clavet. Sus vínculos con España, y con Madrid sobre todo, no se quedan ahí, ya que es hija de Predrag Danilovic, exjugador de baloncesto que fue leyenda en Yugoslavia y que jugó en el mítico Partizán de Belgrado que disputó sus partidos de la temporada 1991-92 en Fuenlabrada por la guerra. Ahí Danilovic no había nacido, aunque ya estaba escrito que Madrid marcaría su vida.

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