Davidovich manda a dormir al público francés y reta a Zverev
El español gana en un ambiente hostil al local Cazaux, sube al puesto 13 del ranking y se enfrenta el jueves al alemán, que sufrió para vencer a Carabelli.
Las buenas sensaciones que mostró Alejandro Davidovich la semana pasada en Basilea, donde fue finalista, no han desaparecido en París. El español, de 26 años y 15º del mundo, es virtualmente 13º y está cada vez más cerca del top-10 después de vencer en la segunda ronda del Masters 1.000 francés a Arthur Cazaux, tenista local de 23 años y 62º que contó con el apoyo incondicional y poco respetuoso hacia su rival del público de la pista 1 en La Défense Arena: 7-6 (5) y 6-4 en 1h59.
Davidovich se enfrentará el jueves (sobre las 21:00, Movistar+) a Alexander Zverev, vigente campeón del torneo, que sufrió para deshacerse del argentino Camilo Ugo Carabelli (6-7 (5), 6-1 y 7-5 en 2h35). El alemán tiene un cara a cara muy favorable (5-1), aunque desde 2023, cuando le ganó con facilidad (6-1 y 6-2) en el Masters 1.000 de Canadá, el malagueño ha apretado siempre al actual tercero del ranking. Este mismo curso le ganó el primer set y perdió los dos siguientes en sendos desempates en el Madrid Open.
Con la confianza alta, el juego fluye. Eso le ocurre desde hace tiempo a Davidovich, capaz de lo mejor cuando está centrado y acepta las vicisitudes de cada partido. Así fue cómo se apuntó el primer set contra un Cazaux que supo forzar al menos el desempate y que incluso tuvo alguna opción de no necesitarlo para ponerse por delante. Las hostilidades comenzaron en el octavo juego, cuando el del Rincón de la Victoria gozó de dos oportunidades de quiebre que no pudo aprovechar. En el siguiente turno, fue el galo quien amenazó el servicio de su rival, con otras dos opciones de rotura, que precedieron a un par de servicios resueltos en blanco. En el tie-break, Arthur golpeó primero (3-1), antes de que Alejandro remontara y resolviera con un parcial de 6-2.
Un gesto de rabia
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La segunda manga fue más sencilla para Davidovich, que hizo break de salida y dominó a partir de ese momento sin excesivas dificultades. Ya sabía lo que era ganar a Cazaux, porque lo había hecho el año pasado en Atlanta, también pista dura, aunque al aire libre. Solo le tembló un poco el pulso a la hora de cerrar el triunfo, después de salvar un 15-40 con cuatro puntos excelentes. Luego mandó al público a dormir con un gesto por el que fue abucheado. Pero no le faltaba motivación, porque los espectadores habían rebasado en ocasiones los límites del respeto y ya le había tocado aguantar un ambiente parecido el día anterior contra Valentin Royer.
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