Carlos Alcaraz, como un rayo a la victoria 50 de la temporada

Con menos dificultades que en su estreno el pasado domingo contra Damir Dzumhur, Carlos Alcaraz venció a Hamad Medjedovic por un doble 6-4 en 1h35, en la tercera ronda del Cincinnati Open. El serbio de 22 años y 72º del mundo era peligroso a priori, pero a fin de cuentas se lo puso fácil al español, porque no aguantó el calor (32 grados y un 55% de humedad) que hacía ayer en la ciudad del estado de Ohio e hizo un tenis demasiado directo, para huir de los intercambios largos.

De esa manera, Alcaraz sumó su victoria número 50 de la temporada, cifra que alcanza por cuarto curso consecutivo, aunque en el presente lo ha hecho antes que nunca, incluso que en 2023, cuando llegó al medio centenar de triunfos también en Cincinnati, pero unos días más tarde, el 17 de agosto. Aquel año ganó 65 partidos. En 2025, está en progresión de repetir e incluso mejorar ese registro, el mejor de su carrera hasta ahora, superior también a los de 2022 (57) y 2024 (54).

“Sabía que él tiene mucha potencia, sus golpes son muy difíciles de devolver. Saca fuerte y le pega fuerte, pero sabía que no le gusta tanto correr de lado a lado de la pista. Así que mi plan era intentar hacerle correr todo lo posible”, dijo Carlos, líder de esta campaña en victorias totales y, desde ayer, en Masters 1.000, con 17, las mismas que Lorenzo Musetti. Además, está en racha de 13 en esta categoría, tras acumular cinco en Montecarlo y seis en Roma, donde fue campeón, y dos en Cincinnati.

Un rival conocido

El murciano, que suma 50 puntos por meterse en octavos, se medirá en la madrugada del miércoles al jueves (01:00, Movistar+) con su amigo y compañero de generación Luca Nardi (22 años y 98º), que pasó por retirada del checo Jakub Mensik cuando le ganaba por 6-2 y 2-1. El italiano se hizo famoso por vencer a Novak Djokovic en Indian Wells 2024, cuando era el 123º y le habían repescado para el cuadro principal. Este será su segundo enfrentamiento, tras el de hace solo unos meses en los octavos de Doha, que acabó con victoria de Alcaraz. Allí, el de El Palmar señaló el gran problema de Nardi: “Desde que éramos pequeños esa era su debilidad: mantener el nivel. Cuando pueda aguantar el ritmo durante dos o tres horas, va a ser uno de los jugadores más peligrosos”. En el torneo americano, parece estar muy centrado. Porque, tras ser repescado de la previa, ha llegado lejos.

Para llegar hasta Nardi, el número dos del mundo tuvo que aplicarse el cuento de la concentración para no despistarse ante un rival desconcertante, que parecía fundido, pero continuaba compitiendo con dignidad. “Vamos, ‘my beast’ (mi bestia)”, le decía a Medjedovic, un tenista corpulento (1,88 y 86 kilos), su entrenador, Jorge Aguirre, ex de Alejandro Davidovich, igual que el agente del balcánico, Corrado Tschabuschnig. Para Alcaraz, la cuestión era ganar como fuera. No era el mejor día para aumentar sus prestaciones, en un partido que fue más bien flojo y sin ritmo. “Hoy, van donde está él, saque, derecha, revés, todas”, se quejaba Carlos, que resolvió con pocos golpes ganadores (16) y también pocos errores no forzados (18). Y un quiebre en el séptimo juego del primer set y dos en el segundo, el definitivo tras la tímida reacción del jugador apadrinado por Djokovic, que incluso metía la cabeza en la nevera de las botellas de agua en busca de alivio. Un ace puso fin a la contienda, a la espera de días más lucidos.

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