Madrid suda por Alcaraz
La Manolo Santana, trufada como siempre de personalidades, vibra en la temprana canícula madrileña con la remontada del murciano.
Son las 16:00 de la tarde y la Caja Mágica se pone guapa a ritmo de Eye of the tiger para recibir a Carlos Alcaraz, que debuta en el Mutua 2023 ante el finlandés Emil Ruusuvuori. La temprana canícula madrileña, 32º a finales de abril, abrasa la alfombra ocre y en sus márgenes se va arremolinando parte de la jet set capitalina. Llegan madrugadores Álvaro Morata y su mujer Alice Campello, que estrechan varias manos. Entre ellas la del director del torneo, Feliciano López, que acude junto a la suya, Sandra Gago.
No muy lejos anda la exjugadora de waterpolo Jennifer Pareja, directora general del ADO. O Sergio Reguilón, compañero de Morata en el Atleti. No se lo quieren perder tampoco la modelo Martina Klein, muy ligada al tenis de la mano de su esposo Álex Corretja, ni el skater Danny León, ni Nico Abad. No podía faltar, claro, Miguel Díaz, el presidente de la RFET. Con el partido casi a punto de empezar aparecen Ana Peleteiro y Benjamin Compaoré. Su hija, Lúa, atrae múltiples sonrisas y carantoñas de los compañeros de palco.
Hace mucho calor y los abanicos se agitan con ímpetu. La Santana parece un parque eólico cuando Ruusuvuori se pone el mundo por montera y empieza a menear el avispero. El primer arreón popular llega con el break del finés para un 1-3 inesperado. “¡Vamos, Carlitos!”. “¡Tranquilo, Charly!”. “¡Viva Murcia!”. Cada uno suma a su manera, pero no hay nada que hacer. El prodigio del Palmar está descalibrado, como si pisara por primera vez una pista que ya conoce bien, no en vano es el vigente campeón, y el primer set se va por el desagüe rumbo a Escandinavia.
Antes de que lo abroche Ruusuvuori, con el 2-5, vuelve a rugir el coso, en una algarada que esta vez sí parece llegar al albero, pues Charly, o Carlitos, reacciona en la segunda manga. 6-4. Va menguando la tarde y con ella el calor. Los abanicos pierden cadencia al tiempo que aumenta la de Alcaraz, que liquida el tercer parcial en 40 minutos: 6-2. Verle volar en casa, aunque sea con el mercurio desatado, bien vale la segunda ducha del día.