Australia
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Croacia
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Finalizado

TENIS | COPA DAVIS

El dobles croata pincha: primera final en 19 años para Australia

Hewitt sorprende juntando a Thompson con Purcell y su dupla derrota contra pronóstico a Mektic y Pavic, la mejor pareja de la cita.

MARIANO POZO

Australia está en la final de la Copa Davis por primera vez en 19 años. En 2003 ganó a España, en el Rod Laver Arena, la última de sus 28 Ensaladeras. Y este domingo, ante Italia o Canadá, jugará por la 29ª. Lleyton Hewitt es el vaso comunicante entre aquella generación y la de ahora. De ganar el primer partido de esa final a Juan Carlos Ferrero a liderar desde el banquillo a De Miñaur, Thompson, Kokkinakis, Ebden y Purcell. La víctima (2-1) fue la actual subcampeona y número uno del ranking ITF, Croacia, cuya última defensa, el dique de contención que normalmente le arregla cualquier descosido, el dobles, esta vez falló.

El punto inicial, cedido por un Kokkinakis que dejó la impresión, como muchas otras veces, de ser mejor que el hombre que tenía enfrente, pero que acabó sucumbiendo ante un Coric más prosaico (6-4 y 6-3 en 1h34) en el Martín Carpena de Málaga, no aventuraba una jornada feliz en las antípodas este viernes. El de Zagreb sumó su triunfo número 13 en 22 duelos en la competición y ‘Special K’, como se apoda al oceánico en un juego de palabras con los famosos cereales, se quedó en 4-4. Después, De Miñaur pasó por encima de un Cilic muy pobre (doble 6-2 en 1h36) y forzó un dobles en el que Hewitt sorprendió mezclando a Thompson con Purcell, en lugar de juntar a este último con Ebden, su pareja habitual. Le funcionó la fórmula: 6-7 (3), 7-5 y 6-4 en 2h16 a Mektic y Pavic, octavo y quinto del ranking de dobles, una dupla que en sus dos años de existencia llevaba 118 victorias y 33 derrotas.

Con su aspecto de surferos o de integrantes de los Bee Gees, Purcell y Thompson formaron un combo tan pintoresco como efectivo. Sacaron bien ambos, combinando doce aces y dejando a los croatas en una exigua bola de break que no aprovecharon. Ellos tuvieron más colmillo. Tras una primera manga densa que se decidió en el desempate, empezaron a explotar el centro de los balcánicos, descordinados. Y eso que, aunque no tuvieron que actuar contra España, venían de jugar la final del Masters el pasado domingo. Cuando parecía que el segundo capítulo se iría también al tie-break, rompieron para el 6-5 y empataron. Se enredarían de nuevo Mektic y Pavic en el tercero. Dos opciones de quiebre concedieron en todo el duelo y las dos tuvieron un desenlace fatal. Feliz para una Australia que no aparecía en principio como uno de los equipos más fuertes. Pero esto es la Davis, una tierra llena de oportunidades para quien esté dispuesto a aprovecharlas.

La prosa de Coric puede con la lírica de Kokkinakis

Tiene solo 26 años, pero por su precodidad (ganó sus primeros puntos ATP con 15) da la sensación de que lleva toda la vida entre nosotros. De la misma generación que Nick Kyrgios, que cuenta un año más y se hizo profesional, como él, en 2013, Thanasi Kokkinakis es el otro enfant terrible del tenis australiano. Un jugador talentoso, al que se le intuía una buena carrera, que al final ha quedado en poca cosa (y pese a su corta edad no parece que vaya a mejorar mucho) porque nunca terminó de hacer del tenis su prioridad, aunque menos polémico que su compatriota. Protagonista involuntario de un incidente sonado, el que provocó Kyrgios cuando, en 2015, durante un partido, le dijo a Stan Wawrinka que Thanasi se había acostado con su novia de entonces, Donna Vekic, amenazó en varias ocasiones el servicio de su rival, pero cada vez que cogía un 0-30 o 15-30, sus propios errores enterraban sus opciones de acercarse al break. Al final solo consiguió fabricarse una bola de rotura en todo el partido, abortada.

Mucho más efectivo fue Coric, 26º del ranking, que aprovechó tres de las cinco concedidas por el aussie. Una en el primer parcial, cuando restaba para ganarlo. Se puso con 15-40 y consiguió remontar Kokkinakis. Pero tendría un nuevo despiste, este ya fatal. En el tercer juego de la segunda manga tuvo su única opción real del partido. No supo sacarle jugo la 95º raqueta de la ATP. Coric, en cambio, sí mordió cuando pudo, para un 4-2 con el que ya solo tuvo que limitarse a defender su servicio.

De Miñaur atropella a Cilic

Si sorprendió la alineación de Kokkinakis en lugar de un Thompson que dejó buenas sensaciones en cuartos ante Países Bajos, a toro pasado, consumada la contundente derrota de Cilic ante De Miñaur, también dio la sensación de que Vedran Martic, capitán balcánico, podría haber metido a Gojo, un jugador que ha cumplido en sus apariciones en la cita, y haber reservado a Coric para el segundo duelo. Porque lo cierto es que su primer espada no anduvo fino ante Carreño y este viernes ofreció una versión muy pobre, plana y lenta, ante un jugador con unas piernas endiabladas.

Con un 61% de primeros en su haber y un 67% de puntos ganados con ellos, el 17º del mundo se fue hasta los 32 errores no forzados, gasolina para un De Miñaur que tuvo que hacer poco aparte de ver cómo su oponente se disparaba constantemente en el pie (nueve winners y siete errores). Ya en el primer juego le endosó una rotura a Marin, que ni se acercó a la posibilidad de devolverla y volvió a quebrarse en el séptimo juego. La segunda manga empezó y acabó de la misma forma. Un deuce en el séptimo parcial fue lo más cerca que estuvo el croata de romper el servicio a Alex, ahora 24º del ranking, que ya está 11-5 en la Davis. En 43-22 queda un Cilic que parecía bien respaldado por Mektic y Pavic.

Hewitt: “Estoy orgulloso”

“Orgulloso. Todo el equipo, el staff... Han hecho sacrificios para estar aquí, han hecho todo lo que les hemos pedido, y han dado resultados. Es bonito ver que el trabajo duro da réditos”, aseguró Lleyton Hewitt de sus jugadores en rueda de prensa. Y explicó la decisión de retirar a Ebden del dobles: “Mattie tenía un problema en el tobillo derecho. Tuvimos que replantear la estrategia para conseguir la victoria. Sabíamos que éramos los tapados y nos gusta esa posición. Thommo (Thompson) ya había jugado dobles antes y me daba confianza, pero dio un paso adelante en un partido a vida o muerte. Y Max (Purcell) tomó el rol de líder con un compañero nuevo. No puedo estar más orgulloso”. Thompson habló del hecho de jugar con Purcell el dobles sin experiencia previa juntos: “He entrenado con Max alguna vez y ahora nos ha tocado jugar juntos. La atmósfera era inigualable y lo hemos hecho bien”.

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