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Tenis | Atenas

Djokovic gana su título 101 y se borra de las ATP Finals

El serbio remonta para vencer al italiano y decide no jugar la Copa de Maestros. Con 72, supera el récord de trofeos de Federer en pista dura.

Nació en Madrid en 1972. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense. Entró en AS en 1996 para documentar partidos de fútbol y estuvo en Cierre antes de encargarse, durante cinco años, de la delegación de Asturias. Después formó parte del equipo de Ediciones y fue redactor de Baloncesto. Desde 2017 se ocupa del tenis día y noche.
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Cuando a Novak Djokovic se le pone algo entre ceja y ceja, la mayoría de las veces lo consigue. En este caso, quería ser campeón del ATP 250 de Atenas, por varios motivos. En primer lugar, porque es el dueño de la licencia del torneo, que anteriormente se disputaba en Belgrado y que trasladó a la capital griega por su conflicto con el gobierno de Serbia. Y también porque persigue todos los récords y tenía a tiro el de títulos sobre pista dura, que desde este sábado le pertenece con 72, al deshacer el empate a 71 que mantenía con Roger Federer. Hace dos años que no ganaba uno en dicha superficie. El anterior se lo apuntó en las ATP Finals de 2023. En esta ocasión lo consiguió al remontar en la final contra Lorenzo Musetti (4-6, 6-3 y 7-5 en 2h59), con una actuación por momentos brillante, y a pesar del agotamiento físico que le supuso tamaño esfuerzo. El trofeo lo recibió de manos de su hermano, Djordje, director del Hellenic Championship, mientras le aplaudían sus padres, su tío, su mujer y sus hijos. Y Stefanos Tsitsipas estuvo presente en la ceremonia de premiación.

“Han sido tres horas de un partido agotador físicamente, superexigente. Lorenzo ha jugado realmente bien. El partido no era de nadie. Felicidades a él por su actuación y estoy muy orgulloso de mí mismo”, dijo Djokovic, que en total ha ganado a lo largo de su carrera 101 trofeos. Le echa el aliento en la nuca al propio Federer y los 103 que cosechó. Más complicado es que alcance los 109 del plusmarquista Jimmy Connors, pero con él nunca se sabe. Y, a sus 38 años, es el ganador más mayor de un evento del circuito desde Ken Rosewall, que tenía 43 cuando triunfó en Hong Kong, en 1977.

La victoria de Nole dejaba fuera, en principio, a Musetti de las Finals 2025, porque el italiano de 23 años y número 9 del mundo necesitaba ser campeón en Atenas para superar en la Carrera a Felix Auger-Aliassime (el lunes se medirá con Sinner) y arrebatarle la única plaza que quedaba por certificar. Aunque Lorenzo, que ha perdido las últimas seis finales que ha disputado, competirá finalmente en Turín, ya que Djokovic decidió no participar por segunda temporada consecutiva. La razón oficial, esgrimida en la cuenta de Instagram del propio campeón, “una lesión en curso”, según la organización de las Finals, en el hombro. De hecho, Novak se lo comunicó de inmediato al transalpino, que fue quien confirmó la noticia en rueda de prensa. El balcánico había puesto en duda su concurso y desmintió que se lo hubiera garantizado con anterioridad a la Federación Italiana. Ahora, Casper Ruud sería el segundo suplente, tras el primero, Alexander Bublik, que sí está en la ciudad piamontesa.

Un desenlace emocionante

Lo que hizo Nole tuvo mucho mérito después de un primer set sensacional de Musetti, que dominó con su revés a una mano, falló poquísimo y se movió como una centella en la pista del mítico OAKA. En la segunda manga, Djokovic sacó toda la artillería, empezó a servir cada vez mejor, se defendió como un jovenzuelo e hizo gala de su increíble elasticidad para ejecutar golpes imposibles, fuera del alcance del resto de los mortales. Así es como logró encontrar y aprovechar su primera opción de break. Luego aguantó el tipo, salvó una oportunidad de rotura de su rival y salió decidido a rematar la remontada.

Tras un paso por el baño, Novak empezó a hacerlo con otro quiebre, con el que colocó un peligroso 2-1 en el marcador del tercer parcial. Sin embargo, Musetti, entre la espada y la pared, no había dicho su última palabra y consiguió igualar (3-3). Lo malo para él es que no logró consolidar el quiebre por culpa, en gran parte, de tres dobles faltas. Seguro que no contaba con que después Djokovic desaprovechara la oportunidad de cerrar el encuentro con 5-4 y saque. Aunque, como implacable depredador, el titán de Belgrado contraatacó y supo esperar los errores de su oponente para volver a romperle el servicio. Ya no volvió a soltar la presa. Como una fiera, se partió la camiseta para celebrarlo. Y ahí sigue, incombustible.

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