Carreño vence a Struff y pone a España a un paso de la final

El primer objetivo con el que España llegaba a la Fiera di Bologna está más que cumplido, y nuevamente fue logrado como solo parece saber hacerlo este equipo: con épica. La Selección de David Ferrer sabía que tenía que ganar como fuese uno de los dos individuales frente a Alemania, una tarea nada sencilla, y a la primera salió cara. Pablo Carreño completó un encuentro fantástico y abrió la eliminatoria de semifinales de la Copa Davis con victoria sobre Jan-Lennard Struff (6-4 y 7-6 (6) en 1h44), que tuvo cinco bolas de set en el tie-break del segundo. Ahora, Jaume Munar jugará con menos presión frente a Alexander Zverev, y una victoria del balear ante el tercero del ranking mundial le daría a España el billete directo a una final. Si la lógica prevalece y Zverev vence, todo se decidirá en el dobles. Lo que es seguro es que la Selección, inagotable en su constante lucha y con un espíritu de superación que merece ser puesto en un altar, ejemplificado esta vez en un Carreño que pasó del 1-6 al 8-6 en el desempate, no se irá con las manos vacías en esta jornada.

Conscientes de que la papeleta que tiene Munar frente a Zverev es hartamente complicada, en el seno de la Armada se sabía que muchas de las aspiraciones nacionales en las semifinales pasaban por Pablo Carreño, que no defraudó. “Era muy importante este punto, por mucho que quisiera quitarme un poco de presión. Ellos tienen a un número uno que es el tres del mundo. Por mucho que Jaume está jugando increíble y creemos en él, sabemos que será complicado. Entré muy nervioso, me temblaban las piernas al sacar al principio”, reconoció luego el gijonés, de 34 años y ahora 89º del ranking mundial, que no empezó la Final a 8 de Bolonia con buen pie, pues fue derrotado por Jakub Mensik en dos sets. Ahí, Carreño fue avasallado por el saque de su rival, y lo peor es que este sábado le tocaba enfrentarse contra otro jugador con características similares. Jan-Lennard Struff, 35 y 83º, un fornido sacador, tampoco conocía la victoria en este torneo tras sucumbir frente a Tomás Martín Etcheverry, y esta vez le tocó chocar contra la fe de un Carreño al que la confianza jamás le ha abandonado en este campeonato, ni siquiera en un tie-break en el que pintaron bastos.

Supo el asturiano que pudo hacer un poco más frente a Mensik, y en esta ocasión su satisfacción puede ser plena, total. Desarmó por completo a un rival que se las traía llevando el partido a su terreno. Con paciencia, trabajando los puntos, sin grandes alardes ni titubeos en los momentos clave, Carreño encontró la manera de pasar por encima de un Struff que pecó de todo lo contrario, sobre todo de impaciencia y de tembleques en la mano en los ratos decisivos. El alemán, una escopeta de feria por momentos, solo sabe jugar con la marcha más agresiva, y que esté fuera del top-80 mundial (cierto es que con alguna lesión de por medio) indica que no le sale bien demasiadas veces. Como contra Etcheverry hace un par de días, Struff, finalista en Madrid hace dos cursos, se adelantó en el tramo inicial del encuentro, pero no fue capaz de consolidar un break que Carreño devolvió de inmediato.

Los planes del español pasaron por seleccionar los momentos en los que atacar al resto, ya que ahí Struff no ofrecía demasiadas oportunidades, aunque sí alguna. Quitando los dos juegos en los que Carreño hizo break en la primera manga, el asturiano únicamente ganó un punto en los otros tres turnos de saque de su adversario. Fue muy inteligente Pablo, que cuando logró poner las bolas en juego supo desesperar a Struff, fallón en demasía. Con mucha bola cortada y, sobre todo, con un saque que esta vez fue muy sólido y le sacó de apuros, Carreño demostró la experiencia que tiene en escenarios así. No es medallista olímpico o campeón de un Masters 1.000 por casualidad. Se llevó el primer set con un break maravilloso, en el que ganó dos puntos para la galería y en el que también contó con la colaboración de Jan-Lennard, encogido en muchas ocasiones. “Conozco a Struff, lleva muchos años en el circuito. Tiene un patrón de juego muy agresivo y de fondo no escatima”.

Merece poner en valor la sangre fría del de Gijón, que comenzó un amplio número de sus turnos de saque con marcadores adversos. A pesar de ello, no volvió a conceder un solo de break, y en el segundo parcial salvó las dos ocasiones de rotura que se fabricó Struff. A punto estuvo de repetirse la historia de la manga inicial, puesto que, con 5-4, Carreño acarició otro quiebre que hubiese resultado definitivo, pero las tres bolas de partido de las que gozó fueron desperdiciadas. Las caras de ilusión que había en el banquillo español desaparecieron por unos minutos, porque el comienzo de tie-break del alemán fue sobresaliente, y eso le permitió ponerse con 1-6. Cinco bolas de set que se fueron una a una por el desagüe. Las primeras las salvó Carreño con su saque, dos más las tiró por la borda Struff al servicio con sendos errores no forzados, la quinta también la apagó el español con maestría. No se quedó ahí la cosa. Ni hablar de un tercer set que podría haber complicado todo: en total, siete puntos seguidos que se llevó Pablo para cerrar el partido, dar a España el primer punto del día y colocar a la Armada a un paso de la final de la Copa Davis. “Estaba pensando en el tercer set durante el tie-break, pero a veces hay milagros. Intenté soltarme, jugué valiente y él falló”, admitió el asturiano. Esta Selección no deja de lograr esos mencionados milagros, de desafiar a la lógica y de hacer ver que nada es imposible para ellos.

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