MENTALIDAD IMPARABLE

Cinco consejos para decir adiós a la falta de control en competición

Desde Djokovic, hasta McEnroe: grandes figuras del mundo del deporte han destacado precisamente por esto.

Frey/TPNGetty

Últimamente nos llevamos las manos a la cabeza cuando un tenista rompe una raqueta y no es para menos. El último, Nick Kyrgios. Nada más terminar el partido que le enfrentó a un imparable Rafa Nadal (porque lo es, aunque no ganase el torneo), el australiano estrelló su raqueta contra el suelo y poco faltó para golpear a un recogepelotas que estaba en el fondo.

La actitud del tenista es reprochable, pero no excepcional. Otras grandes figuras han destacado por su falta de control y su irascibilidad, nos caigan mejor o peor, o la historia les haya convertido en más o menos leyendas. Desde Djokovic, hasta McEnroe. Incluso el mismo Kyrgios fue expulsado en 2019 después de romper su raqueta y arrojar una silla al centro de la pista. ¡Una silla!

Tampoco es algo exclusivo del tenis: pero lo cierto es que es muy visible. Dos deportistas en solitario captan mejor las miradas y la atención que un campo con 22 y decenas de miles de almas rugiendo a su alrededor. Pero cada vez que un futbolista chuta la pelota a la grada sin ton ni son tras oírse el silbato del árbitro, se produce un desajuste similar: el de alguien que no puede controlar sus emociones cuando estas son sacudidas por un resultado o circunstancia que juega en su contra. Una descarga de adrenalina, en este caso, algo más disimulada y, quizá (solo quizá), menos peligrosa.

¿Por qué en competición la gestión de los nervios es determinante? Porque hay muchos elementos que no dependen del deportista y es ahí donde un deportista de élite se la juega: en la gestión del revés, de la desventaja, del fallo.

No todos los nervios son iguales ni se presentan en el mismo momento. Algunos deportistas han compartido conmigo que los nervios se presentan la noche anterior, adueñándose de las horas previas en las que si hay algo que debe hacer un deportista es estar tranquilo, centrado y confiado. Yo lo llamo nervios pre-competición.

También hay otro tipo de nervios aún más circunstancial. Los que surgen de la inseguridad que produce encontrarse en un momento de vital importancia. La tensión acumulada y la expectativa de lo que se exige es tal que el deportista es incapaz de superar la presión que ejerce todo lo que le rodea, empezando por él mismo. ¿Ejemplos? Un penalti decisivo en un Mundial. Marcar es el cielo. Fallar es el peor de los destinos posibles. No todos los deportistas tienen la sangre fría que requiere enfrentar un momento así. La buena noticia, como enseguida veremos, es que de la misma manera que se entrenan los goles desde el punto de penalti, también podemos aprender a gestionar los nervios en circunstancias altamente volátiles y tensionadas.

Por último, hay otros nervios que apuntan directamente a lo sucedido en Indian Wells. Nervios que derivan en situaciones de ira o explosión incontrolada. Acciones que, en un contexto favorable, no tendrían lugar. Tampoco en quienes sí han trabajado -y mucho- la gestión de las emociones. “Ni mi tío ni mi familia me permitieron nunca romper una raqueta”, dijo en su momento Nadal, deportista que destaca por un elevado autocontrol. Lo cierto es que sí, existen jugadores de carácter más conciliador y paciente, y otros con la mecha más bien corta, pero todo, todo, es susceptible de ser gestionado. Estos cinco consejos te ayudarán a gestionar los nervios tanto si eres del primer grupo como del segundo:

1. Cuida lo que te dices y cómo te lo dices

Tu cabeza es un hervidero de palabras y mensajes que disparan contra ti constantemente. Así funciona el diálogo interior. Hacer de esas palabras un apoyo y no un lastre es algo que depende de nosotros mismos. Aprende a hablarte con respeto, confianza e ilusión.

2. Acepta los nervios como una parte más de la competición

Quien no se sienta inquieto antes de una competición o no es de este planeta o es de hielo. No debemos confundir la inquietud con miedo. La inquietud te activa, pero el miedo se convierte rápido en un lastre. Acepta la inquietud como algo positivo, deja que esa adrenalina te haga competir.

3. Céntrate en el momento presente y… respira

Observa los pensamientos como quien observa el ir y venir de los trenes en una estación y déjalos ir: sin retener, sin juzgar. Pon atención en tu respiración y solo en eso. De esta manera, podrás dejar a un lado lo que te preocupa y centrarte en lo más básico.

4. Visualiza cada acción que vayas a realizar en los días previos a la competición

¿Sabes que visualizar una acción activa exactamente las mismas partes del cerebro que cuando de verdad la realizas? Recrea en tu mente cada paso que vayas a dar, el ambiente, los gritos de aliento de los espectadores, la fortaleza de tus piernas, brazos y, por supuesto, la tranquilidad de tu mente.

5. Entrena tu resiliencia

La resiliencia es la capacidad de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el mejor de los futuros posibles. Cuando estés en competición acepta el error y analízalo rápidamente para ver qué aspecto tienes que mejorar. Del error nos interesa el aprendizaje, no el castigo.

En definitiva:tu cuerpo escucha todo lo que tu mente dice”. Si los nervios se apoderan de tu mente, lo harán también de tus acciones.

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