MOTOGP

Yamaha vive “una pesadilla”

Tras haber solucionado el problema de velocidad, la moto japonesa sufre ahora con goma nueva. “Es un desastre”, dice un Quartararo, que espera mejoras en Portimao.

MotoGP

Puede que se tratase de la pretemporada más ilusionante del último lustro para la fábrica de Yamaha en general y sus pilotos en particular. El entusiasmo invadía el garaje japonés, la cosa pintaba “muy bien”, pero Quartararo fue lo suficientemente cauto como para no lanzar las campanas al vuelo de manera definitiva hasta completar las primeras pruebas de pretemporada en Sepang. “Prefiero esperar a terminar los tres días de test antes de dar mi veredicto”, reafirmaba el francés en Canal +, y el tiempo acabó haciendo entender el porqué. De la euforia al “desastre” hubo tres días de diferencia. La M1 que asombraba con su velocidad se hundía en una tabla donde su campeón acabó 17º y no hubo capacidad de mejora.

Sin banderas amarillas, una vuelta frustrada o cualquier otro factor externo que pudiese explicar el 1:58.897 de Quartararo en la tabla, se acabaron las pruebas para Yamaha. La misma moto que asombró por su paso adelante en velocidad punta, demostró enormes dificultades con el neumático nuevo. Y de nada sirvieron esos 5 km/h (la moto japonesa llegó a alcanzar los 335 km/h en recta), aproximadamente, que ganó la M1 durante el invierno. No hay que negar que el trabajo realizado por Luca Marmorini, ex de Ferrari, en el motor funcionó. Ese paso adelante que era oro en Iwata se confirmó, pero al mismo tiempo se retrocedieron dos escalones que nadie esperaba. “La sensación no es buena” con la nueva moto, asegura Quartararo, y a pesar de que el francés acabó “contento con la velocidad de la moto”, el segundo de desventaja que refleja la tabla con respecto a la mejor Ducati (en este caso la de Marini) es demasiado preocupante.

“Cuando ponemos una goma nueva es una pesadilla”, reconoció un piloto que solo piensa en que los test de Portimao (del 11 al 12 de marzo) traigan soluciones a un problema incomprensible. No entender por qué el rendimiento de la M1 se hunde de una manera tan radical con gomas nuevas, es el problema más grande de todos. Saben del contratiempo pero no de una solución, que en caso de no aparecer, puede marcar el transcurso de toda la temporada para Yamaha. Quartararo insiste: “Tenemos que averiguar qué pasa”. Y con la continuación de esa frase se sabe el motivo de tanto hincapié: “Ahora para poder luchar por las victorias, el 80% depende de estar delante en las clasificaciones”. Algo imposible a día de hoy para una marca que, si quiere volver a pelear el título, necesita de esos triunfos que habla su campeón.

De partida ya se venden demasiado caros debido al exceso de Ducati en la zona alta de la tabla. La marca italiana tiene ocho monturas en pista y Yamaha, tras haber perdido al equipo satélite, tan solo competirá con la de Quartararo y Morbidelli. Lo que a priori podría pasarse por alto, es un gran hándicap a la hora de desarrollar la moto y encontrar soluciones como la que necesitan para esa caída de rendimiento. Cuanto menos prototipos tengan en pista, menos información y datos recabarán para trabajar e identificar los problemas de una M1 que “sin la pantalla de tiempos” da la sensación de funcionar bien. Pero la realidad es bien distinta: “La realidad es que vamos lentos y lo peor es que no sabemos por qué”. Portimao es la última esperanza de la fábrica de Iwata antes de una temporada, que parece empezar de nuevo a contrapié.

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