Un sinfín de turbulencias para Bagnaia

Todo lo que era habitual para Pecco Bagnaia cambió de un día para otro. El dominio del italiano junto a la Ducati en MotoGP se empezó a desvanecer desde el inicio de la última temporada. Y aunque en siete de las once primeras carreras del curso visitó el podio en la cita dominical, cinco de ellas al esprint, a partir de las vacaciones de verano los problemas se acentuaron todavía más entre el italiano y una Desmosedici que a pesar de los resultados, siempre le resultó un poco desconocida. Las buenas impresiones de la pretemporada y su acuerdo con Marc Márquez quedaron en el olvido y la falta de sensaciones con el tren delantero se convirtió en su principal caballo de batalla; pero no el único.

“No puedo pilotar como me gustaría”, fue una de las frases que comenzó a acompañar a Pecco de manera regular después de cada fin de semana. El italiano nunca fue un piloto explosivo ni que destacase especialmente los sábados, pero siempre fue capaz de remendar durante el domingo cualquier error del fin de semana. Hasta que perdió la confianza en una Ducati que ni siquiera le respondía a una vuelta. Bagnaia tuvo que pasar en seis ocasiones por el purgatorio de la Q1, llegó a firmar su peor posición de parrilla en MotoGP (19º en el GP de Indonesia) y se quedó sin paciencia: “Lo que pasó es inaceptable”.

Justo un fin de semana antes parecía que todo había vuelto a la normalidad entre Pecco y la Desmosedici, ya que el italiano hizo pleno de 37 puntos en Japón y además se llevó la pole tras unas supuestas soluciones que encontraron durante el test en San Marino. Pero nada más lejos de la realidad. Porque en un curso con cambios de set up radicales de un gran premio a otro, con el fin de encontrar soluciones, en Indonesia y Australia volvieron los problemas. El italiano no sumó nada a su contador, pero además, durante ese fin de semana triunfal, Bagnaia estuvo a punto de quedarse sin el premio gordo por un motor quemando aceite en las últimas vueltas de Motegi que le hizo bajar el ritmo; aunque afortunadamente le permitió llegar a ver la bandera a cuadros. Pero en los otros escenarios, el resto de problemas no fueron tan comprensivos con el bicampeón de MotoGP.

Bagnaia hace autocrítica

Después de sobrevivir a ese contratiempo de motor que llegó con el italiano compitiendo junto a la GP24, pero con la especificación de 2025 en el propulsor, un gran premio después Bagnaia sufrió un fallo en el holeshot que le condicionó la salida y, por lo tanto, el resto de carrera. Rodando en aire sucio, el piloto de Turín encontró dificultades durante todo el curso para mantener el ritmo y admitió que “al principio de la temporada, era prácticamente el único con este tipo de problemas” en el seno de Borgo Panigale. Pecco era incapaz de sobrevivir en los cuerpo a cuerpo e Indonesia no fue una excepción. Tampoco lo fue en Australia, donde experimentó latigazos traseros en plena recta y una vibración excesiva en su Desmosedici que le hizo imposible la vida sobre el asfalto y en Malasia, su neumático trasero pinchó. El curso en general estuvo lleno de desencuentros.

“No ha sido una situación fácil de entender para nadie”, reflexionaba el de Ducati, que también era capaz de hacer autocrítica con su actuación: “Seguramente me he equivocado en cosas, podría haber dado algo más, pero no es fácil cuando lo pasas mal”. Mientras al otro lado del box la Desmosedici se cansaba de sumar triunfos junto a Márquez, Pecco se debatía entre cerrar la tabla y no tirar la toalla en “la peor temporada que he tenido”. Pero esa despedida prematura en carrera durante el último gran premio del curso, fue el resumen perfecto de un 2025 repleto de turbulencias para Bagnaia; que a pesar de todo mira al futuro con optimismo.

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