Maverick: “No quería romper la moto, sino que entendieran que yo no podía más”
El español repasa cómo fue su etapa junto a Yamaha, donde le invadió la frustración: “Si me hubieran hecho caso, ahora sería campeón del mundo”.
El final entre Maverick Viñales y Yamaha en MotoGP después de cuatro años y medio de relación estuvo marcado por una separación abrupta tras el GP de Austria 2021. Desde el primer momento siempre se escuchó la versión del fabricante japonés, mientras que el español (después de unas disculpas) tomó una decisión: “Apagué el móvil y dije: ‘No quiero saber nada. Me da absolutamente igual’. Sólo quería pensar en mi familia”. A partir de ese momento, el piloto de Roses decidió escribir un nuevo capítulo en el Mundial bajo el paraguas de Aprilia. Y no ha sido hasta ahora, cuando ha desvelado en DAZN todo lo que ocurrió junto a la marca de los diapasones en un vínculo que nunca llegó a ser perfecto.
“Cuando entré en Yamaha, entré como un misil. Con una idea clara y un objetivo, que es lo único que le pedí a Yamaha: ‘Yo quiero ser campeón del mundo. No quiero ser otra cosa, solo quiero ser campeón. Lo demás no me interesa’. Cuando me subí por primera vez, me enamoré de ella (la M1) al primer momento. Me salía todo tan fácil. Dije: ‘Chicos, os voy a ser sincero: nunca piloté una moto que fuera tan bien. Ni la toquéis’. Fue la que dejó Jorge (Lorenzo). Y les dije: ‘Con esto voy a ganar el Mundial”. La primera toma de contacto entre Maverick y la moto japonesa fue inmejorable, pero el paso del tiempo fue sacando a relucir los desacuerdos.
“En Qatar gané la primera carrera, gané la segunda y funcionaba todo muy sencillo. Le Mans fue espectacular, uno de los mejores días de mi vida, le gané una batalla bonita a Valentino Rossi. En Montmeló empezó una marea de cambiar cosas. Hice el test con cinco chasis. No podía entender nada. Si a mí esa moto me iba bien. Llegué a Assen y corrí con un chasis con el que sólo había dados dos vueltas. Obviamente, me caí. Perdí 25 puntos, porque esa carrera la habría ganado, seguro. Luego empezaron a cambiar cosas en la moto y se desmoronó todo. Ese año me frustró mucho. Era mi año, es cuando estaba más fuerte y los demás no estaban tan fuertes. Mentalmente, me dolió porque yo me esperaba ganar. No hay nada peor que tú te esperes algo y no suceda. Nadie tenía mi velocidad ese año”, decía convencido Maverick.
Tras un primer año de idas y venidas, el español volvió a insistir y para 2018 le pidió a Yamaha “la moto de 2016″. Maverick “no quería nada más” y durante unas pruebas en Jerez, el prototipo antiguo “iba medio segundo más rápido”: Les decía: ‘¿Lo estáis viendo que no me equivoco, que es así?’. Ellos respondían: ‘Sí, sí’, pero llegamos al test de Sepang y otra moto nueva que a mí no me gustaba nada. Fue uno de mis peores años en Yamaha”. Tan solo un año después, Viñales estaba convencido de que en Japón “habían aprendido la lección” y fueron “los únicos capaces de plantar cara a Marc (Márquez)”. Pero entonces el octocampeón se mostró imbatible y tuvieron que esperar a la siguiente oportunidad. Y volvieron los problemas.
“Si me hubieran hecho caso, hoy sería campeón”
Maverick estaba convencido de que “con la moto de 2019 y un poquito de aerodinámica se podía ganar”. Pero no tuvo más remedio que aceptar “ir con la 2020, aunque muy a disgusto”. En Yamaha la opinión de su piloto nunca era prioridad y “el año más fácil para ganar el Mundial, fue en el que más fallamos”. Esa temporada estuvo marcada por las irregularidades en los motores del fabricante japonés, pero también por otra oportunidad perdida para el piloto de Roses: “Otro año que no se me hizo mucho caso, porque si me hubieran hecho caso, hoy sería campeón del mundo, estoy cien por cien seguro”.
A pesar de todos los desacuerdos con Yamaha, Maverick también es capaz de hacer autocrítica y sabe perfectamente qué le faltó para llegar a lo más alto de MotoGP: “Siempre he sentido que no he tenido la suficiente fuerza para decir: ‘Quiero esto y es esto. Y punto’. Eso me ha jodido mucho, porque sé perfectamente que ya podría haber realizado mi sueño y no he podido por otras circunstancias, no por mis manos. Y eso duele, es muy difícil aceptarlo”. Porque incluso en la temporada en la que saltó todo por los aires, el español se sentía “imbatible”. Pero de un día para otro, todo cambió.
La polémica de Maverick y el motor Yamaha
“Yo no sé qué pasó ahí (en 2021), no entiendo nada de lo que pasó, que mi moto iba del revés. Gané la primera carrera con una mano. Dije: ‘No aprieto más porque no quiero que luego los demás mejoren’. En Qatar 2 mi moto iba muy diferente. Ahí empecé a desconfiar: ‘Aquí está pasando algo’. Esas pequeñas cosas te llevan a un estado de frustración que dices: ‘No puedo más. O paro o reviento. Es o ellos o yo”.
Entonces fue cuando llegó ese GP de Austria, en el que Yamaha le acusó gravemente de correr tratando “de romper una moto”. “Si vieras lo que fuerzas en una de motocross... No fue por romperla (la moto) ni mucho menos, sino para que ellos entendieran que yo no podía más. Estaba harto de esa situación. Dijeron que intenté sabotear”. Y tras unos días de reflexión, llegó el paso definitivo: “Me di por vencido, dije: ‘Vale, yo me bajo del barco”.