MotoGP

Márquez no quiere jugar

Su ventaja en el Mundial cambia la estrategia de cara a la segunda mitad. “Si toca gestionar, gestionaremos”, asegura un Marc, que puede proclamarse campeón en Motegi.

Instagram Marc Marquez
Mayo del 97. Es graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y realizó un Máster de Marketing y Comunicación en la UCAM. Aterrizó en AS en 2019 para hablar de motor. Y no fue casualidad. Tras cubrir su primer Dakar, puede asegurar que la arena no tiene nada que envidiarle al asfalto.
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Las cuentas salen fáciles para Marc Márquez de cara a esta segunda mitad de la temporada. El líder de MotoGP afronta las últimas nueve carreras con 120 puntos de ventaja frente al segundo, su hermano Álex. Y esa cifra refleja la mayor renta que ha obtenido un piloto en el último lustro. Nadie ha dominado la categoría reina con tanta evidencia desde que lo hiciese el propio octocampeón en 2019. El piloto de Ducati promedia diez puntos más por fin de semana que los que se anota su rival de Gresini y con el ritmo actual, y sin debacles de nadie, el GP de Indonesia (del 3 al 5 de octubre) es el escenario en el que las cuentas le proclamarían como nueve veces campeón.

Con cuatro grandes premios por delante, Márquez podría sumar otra nueva corona. Sin embargo, con todo este margen que ha construido en la primera mitad del año solo tiene una intención: camibar la estrategia de cara a la segunda parte del curso. "No voy a hablar de dónde o cuándo quiero cerrar el Mundial, simplemente y soy honesto, afronto las últimas diez carreras del campeonato después del verano con la mentalidad de que el título solo lo puedo perder yo. Así que, si toca gestionar, gestionaremos. Pero si se puede ganar, sin duda lo intentaremos", dejaba claro el piloto de Ducati, sobre una realidad que le deja varios escenarios abiertos.

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A falta de cinco grandes premios para cerrar el año, Motegi sería la primera carrera realista en la que Marc podría cerrar el título (pero no sería hasta Indonesia cuando dependería únicamente de sí mismo). Para salir del GP de Japón como campeón (del 26 al 28 de septiembre), el español necesitaría 185 puntos de ventaja sobre el siguiente clasificado en la general. Y si se diese una carambola absoluta, sumando 120 puntos más que Álex en las próximas cuatro carreras (Austria, Hungría, Barcelona y San Marino) el Mundial se cerraría en Misano. Para proclamarse en el trazado italiano el octocampeón debería ganarlo todo y que el piloto de Gresini no anotase más de 45 unidades. Algo poco realista, que además, ni siquiera inquieta a Márquez.

La realidad del piloto de Ducati es que quedando segundo de aquí a final de año el título seguiría siendo suyo. Y por eso, de ahora en adelante, la única prioridad de Marc es no fallar. “Firmo con seguir igual y sin jugar. Si juegas, a veces te quemas”, insistía el octocampeón, que en dos circuitos favorables como Austin y Jerez aprendió dos lecciones muy valiosas que no quiere voler a repetir en lo que resta de temporada. Fallar significa ceder ante el resto de la parrilla y “como piloto, lo que pretendes es que tus rivales salgan mentalmente vencidos”. Márquez sabe que “eso es muy difícil conseguirlo”, pero también tiene claro que eso “se gana en los entrenamientos y en las carreras estando siempre delante”. Y ahí, también les lleva ventaja.

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