El Márquez de siempre

La suerte va y viene, no siempre está de parte del mismo, y en el GP de San Marino se ha aliado con Marc Márquez. El español no estaba para ganar la carrera de Misano 1, ni mucho menos, salvo que lloviera y la caída de cuatro gotas bastó para que emergiera la figura del Márquez de siempre. Esa en la que es el que mejor pesca en río revuelto, al que le da igual que la pista esté seca, mojoda, medio seca o medio mojada. Y lo ha hecho en casa de Rossi, donde Bagnaia era el favorito y marchaba en cabeza hasta que comenzó el caos...

El del Greisni Racing ha sumado en el Marco Simoncelli su segunda victoria consecutiva con la Ducati. Pasaron 1.043 días entre la última con Honda y la primera con la moto italiana, necesitando sólo una semana para volver a cruzar primero la línea de meta, y las que quedan... Ya avisó a pie de podio cuando ganó en Aragón que esto no había hecho más que empezar y, a las primeras de cambio, ha demostrado que no hablaba por hablar.

Cuarenta minutos antes de la salida cayeron las primeras gotas. Fue un tímido chispeo que apareció de manera intermitente hasta antes de la salida y eso hizo que se diera paso al inicio de carrera con bandera blanca, la que permite a los pilotos entrar a boxes a cambiar de moto cuando lo estimen oportundo, siendo obligatorio que lleve neumáticos diferente. El primero que lo hizo fue Martín, en la séptima vuelta, cuando marchaba segundo, tras Pecco, y fue la peor forma de autodescartarse para la victoria. Ninguno de los de cabeza lo hizo y el del Prima Pramac regresaba tres giros después al pit para volver a su Ducati con las ruedas de seco. Una pifia de las gordas.

Esas cuatro gotas que enterraron las opciones de victoria de Martinator abrieron las de Márquez, porque el grupo de cabeza se reagrupó y en la octava vuelta el octacampeón pasó al ataque. Salía noveno desde la parrilla y previamente se había beneficiado de las caídas de Acosta y Morbidelli para ganar posiciones y ascender a la quinta plaza, como acabó el esprint el sábado. Sin embargo, eso era poco para él en esta ocasión, porque olió sangre y se tiró a por el primer puesto en esa octava vuelta que ya no abandonaría en toda la carrera.

Bagnaia intentó contener su ritmo, pero no lo consiguió y al final cedió por tres segundos en la línea de meta respecto al español, que honró de la mejor manera posible los colores que lucía en esta ocasión, el blanco del patrón de su escudería, Fausto Gresini, con el dorsal 93 sobre fondo negro como en los últimos tiempos. Una pasada de por sí y con posterior dedicatoria al cielo y a toda la famili Greisni.

Tras él, completaron el podio Bagnaia y Bastianini, con Binder, Bezzecchi, Álex Márquez, Quartararo, Miller, Di Giannantonio y Pol, el probador de KTM para cerrar las diez primeras plazas. Y con Martín finalmente 15º para rascar un punto, lo que deja una nueva general que mantiene a Martín al frente de la tabla, pero ahora sólo con 7 puntos de ventaja sobre Bagnaia y 53 sobre un Márquez que, lo quiera o no, habrá que volver a meterle en la pelea por el título. Quedan siete finales por delante y, aunque lleva la Ducati 23 frente a las 24 de sus rivales, las disfrutaremos con el Márquez de siempre, el caníbal que no se cansa de ganar y que ya lleva 87 victorias en total, a sólo tres del Maestro Nieto.