Autocrítica en Honda
Alberto Puig, team manager del equipo, asegura que la fábrica no está “donde les gustaría”: “No tenemos la sensación de haber cumplido con nuestro objetivo”.
La desesperación crece en Honda y cada vez es más difícil ocultarlo. Los problemas del pasado 2022 siguen siendo pesadillas dentro del box naranja y la situación comienza a ser crítica: hasta Marc Márquez admite que no sabe cómo resolverlos. El español se ha quitado un peso de encima al ver que su físico volvía a estar el nivel que le exige una competición como MotoGP pero, pese a que los del ala dorada han trabajo duro durante el invierno, la fábrica no ha cumplido su parte con tanto éxito. Cuatro motos en el box del campeón del mundo no fueron suficientes para encontrar las buenas sensaciones. Y dentro del equipo son plenamente conscientes de que la crisis ya es extrema. Solo cuentan con un mes para salir adelante y rezar que en Portimao la dirección de la RC213V de un vuelco de 180º.
Por eso, Honda hace autocrítica y ya se pone manos a la hora. Mucho trabajo por delante tras unos test de Sepang que finalizan con sabor agridulce, aunque con la elección (por parte de Márquez) de una moto base sobre la que seguir desarrollando con vistas al 26 de marzo, el gran inicio del curso. “Claramente no estamos donde nos gustaría”, asume Alberto Puig, team manager del Repsol Honda tras tres intensas jornadas de pruebas a los micrófonos de motogp.com. “Tenemos que seguir probando soluciones, tenemos muchas ideas, pero tenemos que dárselas a los pilotos y demostrar que funcionan. Básicamente es lo que estamos haciendo”, apunta tras confirmar que el prototipo de este año es “una evolución de lo que estuvimos probando en Valencia” y que no terminó por convencer a Márquez.
Eso sí, tienen claro de dónde vienen los problemas, aunque no sepan exactamente cómo afrontarlos. La velocidad punta no es de las más altas, pero su principal dilema reside en “mejorar la tracción”, aunque “no es lo único”. “Tenemos que mejorar en muchas cosas”, confiesa desesperado, de hecho, Honda incluso mandó salir a Márquez en una de las motos sin alas con el objetivo de recabar información y poder analizar más a fondo en las próximas semanas, con la esperanza de encontrar una solución efectiva para los próximos test en Portimao (11 y 12 de marzo). Pero, por el momento, la sensación dentro del box es de “no haber cumplido con el objetivo”. “Tenemos opciones a nivel de motor y de chasis, pero necesitamos más tiempo, eso es evidente”, admite, aunque satisfecho por creer encontrar “la dirección correcta”.
Pero al menos se llevan a casa dos lecturas más que positivas. La primera, la recuperación de Márquez: “A Marc le veo muy bien. Su estado físico es mucho mejor al del año pasado, cuando estuvimos aquí. Ahora puede dar muchas vueltas y a la mañana siguiente no está destrozado ni siente dolor. Esto es súper importante para nosotros”. Y, segunda, la posibilidad de “haber visto muchos progresos en Joan (Mir)”, quien “sigue mejorando y entendiendo la moto”. Además, Puig le pone en las quinielas: “Si le damos la moto que pensamos que podemos darle, no debemos olvidar que Mir es dos veces campeón del mundo, y esa es la razón por la que está aquí”. Pero antes, Honda debe buscar una solución y el tiempo no juega a su favor.