Prado no se pone techo

Jorge Prado (Lugo, 22 años) se cita con AS en el Museo del Prado de Madrid para hablar de un reciente hecho histórico del deporte español: tener su primer campeón del mundo en la máxima categoría del motocross (MXGP). Un nuevo trofeo que añadir al particular museo, el de Prado. Un palmarés que abrió cuando apenas era un niño: campeón de Europa y del mundo de 65cc en 2011, con la edad de diez años y ocho meses; campeón de Europa de 125cc, en 2015 con catorce años (campeón más joven de la categoría); doble campeón del mundo en MX2 en 2018 (17 años) y 2019 (18 años); y la joya de la corona, campeón del mundo de motocross MXGP 2023 a los 22 años.

Este último es el título más especial para el lucense, como él mismo indica al arrancar la conversación: “Es un sueño hecho realidad, es un objetivo para el que llevo trabajando toda mi carrera deportiva. Estoy supercontento”, explica. Llegar a la cima no ha sido un camino fácil en el que ha tenido que sortear caídas, lesiones, el COVID… “Siento que me he quitado también un peso de encima. Haber conseguido mi objetivo por el que llevo como dije luchando durante toda mi carrera. Lo que lucho todos los días hace que todo esto se vea recompensado y pueda mirar hacia el futuro un poco más tranquilo. Nunca pensé que no lo iba a poder conseguir, pero sí que es verdad que sé lo complicado que es, porque hay que cuadrar una temporada sin lesiones, en la que te sientas bien físicamente, en la que la moto funcione… Es muy complicado competimos con los mejores del mundo y no es nada fácil. Este año ya ha salido bien, ha sido una temporada increíble”.

Parece difícil de mejorar, porque Prado no se pone límite ni techo. Su temporada ha sido excelsa, sin rival en las clasificaciones, en las salidas y una consistencia los domingos con la que ha dominado a todos sus rivales. Pero avisa de que hay más: “El Mundial de MXGP lo ganas cuando estás en tu mejor momento. Pero creo que aún tengo mucho margen de mejora, por lo tanto, a seguir trabajando para seguir mejorando. Tengo 22 años, aún puedo llevar mi nivel físico a otro punto. Tengo muchos aspectos en los que puedo trabajar y eso también me motiva día a día para levantarme”. De momento, el lucense va a probarse en Estados Unidos, en el Supercross de la AMA. No es el objetivo inmediato, de momento tiene un año más de contrato con KTM bajo los colores de GasGas, pero su viaje a Norteamérica responde a una razón que Jorge explica así: “2024 es el último año de contrato con el grupo KTM. Después veremos lo que me depara el futuro, tanto si es correr el Mundial o irme a Estados Unidos. Mañana (por hoy) salgo para allí, estaré dos semanas y media y va a ser una buena experiencia para tener una idea más clara de lo que me gusta y de lo que no me gusta. Y creo que me ayudará a tomar las siguientes decisiones de mi carrera deportiva. No es algo con intenciones serias. Es una prueba que me hago de ver si lo de allí me gusta, me funciona y si me veo corriendo y viviendo en Estados Unidos”.

Sea la que sea la decisión que tome, el español se siente por pleno derecho protagonista del crecimiento del motocross en España y quién sabe si en un futuro hará crecer las carreras “americanizadas” bajo techo en un estadio: “Creo que todos los años hay un poquito más de afición, lo veo en Madrid, y seguramente con este título MXGP crezca un poquito más y espero que esto también sirva de motivación a próximas generaciones. Y seguramente si yo voy a correr Supercross, las personas que me siguen en España también pueden seguir el Supercross y entonces seguramente también crezca la popularidad de esta otra disciplina”.

Pero antes de todo eso hay un escenario que a Jorge Prado le hace especial ilusión. Ganar en Madrid, con público en las gradas. Se impuso el año de la pandemia, a puerta cerrada. Y por alguna u otra razón se le escapó la victoria en el GP de casa en 2021, 2022 y 2023. “Tiene que ser sí otro de mis objetivos también para el año que viene cuando compita en Madrid. Intentar hacerme con la victoria y ganar delante de todos los fans españoles”. Sería otro trofeo más que añadir a su particular colección: el museo de Prado.

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