Una inconsciencia hunde a Sainz y otra alimenta a Alonso
Russell se llevó puesto al madrileño en la primera curva y forzó su abandono cuando era ‘poleman’. Stroll y Fernando chocaron, el Alpine remontó pero fue sancionado. Verstappen ganó a Hamilton.
Emotiva parrilla, himno atronador, Brad Pitt, 440.000 almas a lo largo del fin de semana. La Fórmula 1 ya gigante en Estados Unidos. Quizás para un veinteañero sea más difícil contener la testosterona en estas circunstancias y no intentar convertirse en el héroe de una tarde de domingo. Sea como fuere, Russell acabó con las esperanzas de victoria de Sainz en una curva, una. El madrileño no arrancó perfecto, Verstappen le había superado en la entrada de la primera curva (una circunstancia bastante habitual en la salida de este circuito, el segundo suele pasar al primero), pero tenía el exterior y debía salir con más velocidad hacia el primer sector, al menos para defenderse con solvencia de los Mercedes. Trazó por fuera Carlos, pero George vio el interior y se tiró a por una de esas frenadas de PlayStation.
Pero esto es la Fórmula 1, la vida real, y los bloqueos extremos no terminan con un reinicio. Así que el Mercedes impactó con el Ferrari y los daños que generó, una fuga de agua en el F1-75, obligaron a Sainz a abandonar en el primer paso por meta, aunque ya marchara último. Doloroso final precipitado para un prometedor gran premio en Austin, en uno de sus mejores fines de semana de la temporada. Queda claro que el 2022 del español no se recordará por el exceso de fortuna en momentos claves. Un consuelo vacío: quizás toda la mala suerte se concentre en este año gris.
La carrera siguió. Verstappen se marchó perseguido de cerca por Hamilton, el grupo se estiró. Primeras paradas adelantadas por culpa de la degradación. Quienes esperaron un poco salieron beneficiados por el accidente de Bottas, que forzó la salida del coche de seguridad en la vuelta 20. Reenganchó a Alonso, por ejemplo, también a un sólido Vettel (acabaría octavo), pero sobre todo devolvió la esperanza a Leclerc.
Alonso y Stroll, muy peligroso
En la resalida se produjo la segunda cafrada de la jornada. Alonso atacaba a Stroll en la recta de atrás (los Aston Martin volaron por momentos) y el canadiense, su futuro compañero, decidió defenderse con media recta aún por delante y girar hacia la izquierda cuando el Alpine ya le estaba adelantando. El rebufo fue la chispa, Fernando cabalgó encima del coche verde y completó varias decenas de metros con solo dos ruedas en el asfalto. Stroll se llevó la peor parte del golpe, abandono claro por culpa de los daños (y la suya propia); y Alonso se fue contra el guardarraíl por el otro costado. Sorprendentemente, muy sorprendentemente, el Alpine resistió los daños y solo requirió de un cambio de alerón para continuar.
A partir de ahí, show de dos leyendas y victoria del de siempre. Espectáculo de Hamilton, que presionó hasta la extenuación a Verstappen, forzó el ‘undercut’, provocó un error insólito de Red Bull con un ‘pit-stop’ de 11 segundos y llegó líder hasta las últimas vueltas. Verstappen le alcanzó, le adelantó a lo Salvaje Oeste (con tarjeta amarilla incluida) para firmar la 13ª victoria del año por delante de su eterno rival y un feliz Leclerc. La grada entró en trance con las batallas, la carrera estuvo a la altura de las expectativas. Pérez y Russell (con cinco segundos de sanción) completaron el top-5. El otro gigante que justificó el precio de las entradas fue Alonso, con una remontada desde el fondo del pelotón hasta el séptimo puesto (perdió el sexto contra Lando en la última vuelta. Adelantó básicamente a todo lo que había por ahí para lograr uno de sus mejores resultados del año el día que bordeó un accidente que pudo ser peligrosísimo. Cinco horas después de la carrera recibió una sanción de 30 segundos por rodar sin un retrovisor y terminó 15º, sin puntos. Injusto premio después de una gesta.