FÓRMULA 1

Un fichaje legendario

Hamilton llegará a Ferrari en 2025 y, para dar contexto a su trascendencia, repasamos otros movimientos históricos: Prost, Schumacher, Fangio, Alonso...

Mucho se ha comentado desde que el pelotazo estalló el primer día de febrero, cuando por la tarde se hizo oficial lo que se convertía en evidencia con el paso de las horas. Hamilton fichaba por Ferrari. El eterno rumor de tener al piloto de los siete títulos en el equipo más laureado cobraba vida haciendo saltar por los aires la Fórmula 1. Un apretón de manos como ningún otro, quizá el mejor de la historia en el Mundial. Pero repesamos otros movimientos que combinan campeones y grandes formaciones (con protagonismo de la Scuderia) que también fueron gigantes en su día para dar contexto a lo que supone la llegada de Lewis a Maranello.

Fangio: de Mercedes a Ferrari en 1956

El primer gran campeón de la F1 abre la lista y con el mismo cambio que va a hacer Hamilton al pasar de Mercedes a Ferrari en 1956, aunque en su caso hay una notable diferencia: llegó a la ‘Scuderia’ después de que la firma de la estrella decidiese abandonar el campeonato. Lo hizo ya como el mejor de la época, con tres títulos en el bolsillo (dos con los alemanes y otro con Alfa Romeo) y ganó el cuarto en su único y tenso año allí. ¿Firmaría algo parecido Lewis?

Lauda: del retiro a McLaren en 1982

Después de irse de la F1 en 1979 tras correr dos años en Brabham, el austriaco decidió volver a la parrilla en 1982 y lo hizo de la mano de McLaren. El piloto que devolvió a Ferrari a la gloria en los 70 con dos títulos (1975 y 1977) que frenaron una sequía de once años en Maranello, llegaba a Woking para alargar su carrera cuatro años más y sumar su tercera corona en 1984 demostrando que su regreso había merecido la pena.

Prost: de McLaren a Ferrari en 1990

El tetracampeón hizo el camino inverso al de Lauda y protagonizó el fichaje que, quizá, más se acerque al de la magnitud del de Hamilton. El francés fue el hombre fuerte de McLaren en los 80 hasta que llegó Senna y se dio la rivalidad histórica que todo buen fan de la F1 conoce. Su relación se hizo insostenible y, tras ganar a Ayrton en 1989, Alain se marchó a Ferrari, donde no pudo con el brasileño en sus dos años en Maranello.

Senna: de McLaren a Williams en 1994

Senna heredó el asiento del Williams con el que Prost fue campeón en 1993 después de que el francés se retirase, así que las expectativas eran dobles: sustituía a su gran rival y era la estrella del momento que llegaba al coche dominante con sus tres títulos de McLaren, de donde salió tras el paso atrás que dieron con Ford por la marcha de Honda. Se encontró un FW16 rápido pero muy difícil de conducir, con el que perdió la vida en su tercera carrera en Ímola.

Schumacher: de Benetton a Ferrari en 1996

Sin Prost, ya retirado, y desgraciadamente sin Senna, fue Schumacher quien cogió el testigo como gran estrella de la parrilla, sobre todo, al fichar por Ferrari como bicampeón tras cuatro años y medio en Benetton. En 1996, El Kaiser comenzó a vestir de rojo pasando a marcar una época de la F1 en la que se convertiría en el gran campeón de la Scuderia con sus cinco títulos consecutivos (de 2000 a 2004). Una unión tan histórica como indivisible.

Alonso: de Renault a Ferrari en 2010

Nunca sabremos qué habría pasado si el primer año de Alonso en McLaren no hubiera sido como fue, pero de lo que no hay duda es de que alguna vez el asturiano quería ser piloto de Ferrari, y lo logró en 2010. Fue tras dos años de impás con Renault, pero igualmente mediático porque llegaba a Maranello aquel que puso fin a la ‘era Schumacher’. Ganó su primera carrera de rojo en Bahréin en un inicio prometedor que no acabó correspondido con algún título.

Vettel: de Red Bull a Ferrari en 2015

Antes de conocerse el fichaje de Hamilton, Vettel era el último gran campeón en correr con Ferrari. Llegó en 2015 directo desde Red Bull, equipo en el que entró al Olimpo de la F1 con sus cuatro títulos y en el que vivió uno de sus peores años en 2014 al ser superado ampliamente por Ricciardo. Seb también cumplía un sueño en Maranello, hogar de su compatriota, ídolo y amigo Schumacher, aunque no pudo emularle como campeón.

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