Paseo de Verstappen y doble estacazo de Sainz a Leclerc
Victoria del campeón con 20 segundos sobre Checo (2º) y gran podio de Carlos (3º), que adelantó dos veces a su compañero. Alonso, noveno y en tierra de nadie.
No por estar avisados duele menos la bofetada. El Red Bull daba miedo al llegar y Verstappen lo volvió todavía más terrorífico este sábado en una carrera tan impecable como solitaria por su parte. El campeón ganó la primera de muchas en 2024 con una ventaja insultante de más de 20 segundos sobre el siguiente, su compañero; y sobre todo una superioridad exuberante que llegó a rondar el segundo de ventaja en cada vuelta. La sorpresa no fue ver a Max y Checo Pérez en los primeros dos puestos del podio, pero sí a su acompañante: Carlos Sainz. El español firmó un recital soberbio, adelantó dos veces a Leclerc y regaló a Ferrari un podio de peso.
La salida fue limpia delante, no detrás. Hulkenberg, gran clasificador pero peor carrerista, se llevó por delante a Stroll. Ambos pudieron continuar. Pérez se quitó de encima a Carlos en la misma arrancada. Se cambió la regla del DRS, permitido a partir de la segunda vuelta, pero ni con esas llegó Leclerc a utilizarlo por detrás de Max, porque el neerlandés ya había tomado más de un segundo de ventaja para entonces. Se formó entonces un tren curioso, entretenido, con Leclerc, Russell, Pérez y Sainz. Ese era el orden en la pista, pero los dos más rápidos no iban delante. El inglés pasó fácil al Ferrari. Luego lo haría Checo.
En la undécima vuelta, con el DRS abierto y la tensión contenida de los últimos meses bien canalizada… fue Sainz quien pegó un estacazo a su compañero en la curva uno. Ni una pega a su maniobra, ni el equipo la discutió. Tenía tanto ritmo Carlos que retrasaron su primera parada en exceso. O quizás Ferrari quería hacer un ‘undercut’ de manual con Leclerc sobre Carlos. Lo consiguieron. Pero la diferencia de ritmo era exagerada. Charles bloqueaba cada dos por tres y protestaba por la asistencia en la frenada. Sainz le adelantó a las primeras de cambio lanzándose en el final de la recta y sin oposición del monegasco. Lo más espectacular del GP de Bahréin lo hizo Carlos. Un par de vueltas más tarde se comía a Russell en la segunda recta y se marchaba directo hacia uno de esos podios que vale más que otros, porque delante solo está un coche de otra galaxia. Que tomen nota en el muro. El descarte de Ferrari salvó los muebles.
Aston Martin, en tierra de nadie
Las apreturas estaban detrás, entre los Mercedes, Leclerc y McLaren. Ahí no estaba el AMR24, por mucho que Alonso lo situara sexto en la parrilla. Lando y Piastri dieron cuenta de Fernando bastante rápido, y Hamilton tampoco tuvo excesivos problemas para superar al Aston Martin, que hace un año era un león en Sakhir pero por ahora es solo gatito. Es posible que tenga potencial e indudablemente han corregido el déficit a una vuelta. Pero las características domingueras de aquel AMR23 todavía no se aprecian en un monoplaza que obligó a Alonso a correr a la contra, retrasando sus paradas para tener ventaja de goma al final.
En las últimas vueltas de una carrera larga, de tres ‘stints’ y dos paradas, las diferencias mecánicas terminaron de estirar al pelotón. Cruzó primero la meta Verstappen. Después no vino nadie. Resonaron la pólvora y los fuegos de artificio con 19 coches aún en competición. Al rato aparecieron Checo y Sainz con una exigua diferencia de tres segundos que deja bien al español, y no tan bien al mexicano. Leclerc salvó el honor con una pasada final a Russell, porque Ferrari tiene hoy por hoy mucho más que Mercedes. Intercalados los de Brackley y los de Enstone, Alonso terminó noveno a 18 segundos del octavo, Piastri. Quinto coche y en tierra de nadie, porque los Sauber y Haas de detrás dan poco miedo; tan poco que Stroll remontó hasta el décimo puesto a pesar de ser último en la primera vuelta. Así empieza esto, pero quedan 23 carreras. Y no las va a ganar todas Verstappen. No, por favor.