Leclerc renace, Sainz mira al podio y Alonso, a Hamilton
El monegasco logra su tercera pole consecutiva en Bakú y devuelve la alegría a Ferrari. Verstappen y Pérez completan el top-3. Carlos fue cuarto y Fernando, sexto.
Leclerc confiesa que no siempre entiende de dónde saca la última décima en sus vueltas de genio. Cree que es el buen ‘feeling’ con los neumáticos, cierta dosis de riesgo y un leve toque de suerte. “Otras veces cometo errores”, admite en privado. Pero en público hace esto, logra una pole de peso en el GP de Azerbaiyán que le devuelve a la vida en la Fórmula 1. Sirve la metáfora porque suma seis puntos después de tres carreras cuando el año pasado, a estas alturas del campeonato, era liderísimo. Solo Ferrari sabe a ciencia cierta si el SF-23 mantendrá el tipo frente a Red Bull en la carrera del domingo (o en el ‘A todo gas’ del sábado), pero de momento la alegría sí es real. El joven monegasco partirá primero en Bakú, como hizo en 2021 (con un mal Ferrari) y 2022 (con un coche ganador). Ahora repite en 2023 al volante de un monoplaza indescifrable.
Batió Charles a Verstappen por 0.188 décimas en el intento decisivo, aunque ya había amenazado en las vueltas previas. También en la Q1 o la Q2. Se encendió el Leclerc de casi siempre para superar al campeón del mundo y a Sergio Pérez (3º, 0.292). Carlos Sainz fue cuarto en una clasificación incómoda: debió forzar para pasar el primer corte porque le perjudicaron las banderas rojas, y a partir de ahí la tensión y los muros hicieron el resto. No se le vio cómodo, aunque a última hora salvó el cuarto puesto (a 0.813) con su mejor vuelta del día. Lejos de su compañero, con el vaso medio vacío. Sale en segunda fila a una carrera en la que puede pasar cualquier cosa, con el vaso medio lleno.
En la Q3 decisiva se desdibujó el Aston Martin. Alonso estaba ahí, bailó con el top-3 en los dos primeros cortes pero apenas mejoró una décima de la Q2 a la Q3. El DRS había dado problemas durante toda la jornada y se repitió en la fase final, no se accionó en todas las rectas. Eso le dejó sexto, tras su nueva extraña pareja de baile, Hamilton (5º, 0,974). Mercedes adelantó al asturiano cuando antes Russell se había quedado eliminado, 11º, y el propio Lewis había entrado apoyándose en el poste. Con cinco coches por delante, tanto el cuarto podio consecutivo como la 33ª requieren de condicionantes. Aunque el caos de Bakú puede poner de su parte, de eso no hay dudas.
Dos banderas rojas en la Q1
Pero la clasificación fue larga, de esas en las que el sol de última hora percute las viseras de los pilotos. Los errores no fueron fruto de los destellos, sino de la naturaleza del circuito: en Bakú todo lo que no es asfalto es muro, y además solo hubo una sesión de entrenamientos por la mañana (con incendio del Alpine de Gasly incluido), así que las vueltas decisivas se afrontaron con escasos kilómetros de preparación. Por ahí se entienden mejor las dos banderas rojas de la Q1: De Vries incrustó el Alpha Tauri en las barreras de la curva 3 y más tarde el propio Gasly destrozó la parte trasera de su A253 en el mismo punto del trazado.
Fue un viernes tenso por los nervios del nuevo formato y las apreturas de los guardarraíles en la capital del Caspio, pero más lo será el sábado: para desayunar, clasificación acortada para la prueba al esprint: doce minutos de Q1, diez de Q2 y ocho de Q3 (12:30 horas en Azerbaiyán, 10:30 en España). Por primera vez, los pilotos de F1 afrontarán una clasificatoria dentro del formato de gran premio sin haber rodado unas horas antes en régimen de prácticas. Aunque sí ha sucedido en el pasado de manera excepcional cuando la meteorología ha obligado a retrasar las poles a la mañana del domingo. A partir de ahora, será norma en los fines de semana con carrera al esprint. Por la tarde, el esprint de 17 vueltas (17:30 hora local, 15:30 en España). Y el domingo la carrera de 300 kilómetros. El plato fuerte, que lo otro son aperitivos con picante.