FÓRMULA 1

Así se hace un asiento de F1

El proceso de fabricación de una pieza de vital importancia para el piloto consta de siete pasos desde que se crea el molde hasta que se da el visto bueno.

Aston Martin

Es un paso obligado para todos los pilotos y de los primeros que se dan cada pretemporada o cuando se estrena equipo, como es el caso de Alonso. Además de trabajar en el simulador, el asturiano dedicó buena parte de su primer día en la fábrica de Aston Martin en Silverstone a realizarse el asiento que montará su AMR23, un proceso de vital importancia para asegurar el buen rendimiento del piloto dentro del monoplaza y que la escudería británica explica cómo se lleva a cabo en siete pasos.

Cada asiento de Fórmula 1 está adaptado de forma precisa al piloto y, para ello, lo primero que debe hacer es, ataviado con su vestimenta habitual (mono y botas), subirse a una maqueta del cockpit o directamente al coche que se rellena con una bolsa de espuma expansiva para tomar la forma de su cuerpo. Una vez sentado, el piloto replica los movimientos que hace al conducir, principalmente el del volante, y da indicaciones sobre lo que prefiere, si ir encajado en el asiento sin apenas poder moverse o tener un poco más de espacio.

Una vez que se obtiene el molde de espuma, lo siguiente es escanearlo en 3D por medio de un software para fabricar el modelo del asiento sobre el que se aplican capas de fibra de carbono. Después, se somete a un proceso de secado y se hacen las aberturas necesarias para los dispositivos de seguridad como los cinturones o el anclaje del HANS. Así, llegamos al cuarto paso en el que vuelve a intervenir el piloto, que repite la operación de sentarse en el cockpit para probar el asiento casi definitivo y hacer los ajustes que crea convenientes.

Altura, últimos ajustes y prueba definitiva

Cuando el piloto considera que todo está a su gusto, toca ajustar la distancia a la que colocar los pedales, teniendo en cuenta especialmente dos aspectos claves: que pueda realizar correctamente el movimiento completo del volante y que la altura a la que queda su cabeza cumple con las medidas específicas que están reguladas con el fin de que no sea ni muy baja, para que pueda ver bien el asfalto, ni muy alta, para evitar que el casco sobresalga por encima del Halo y golpee con el suelo en caso de vuelco.

Antes de salir a pista, aún hay margen para hacer unos últimos ajustes como acolchar algunas partes para hacer más cómodo el asiento o aplicar una lámina de oro en la parte trasera para proteger al piloto del calor que proviene del motor. Y ahora sí, se puede dar paso a la prueba definitiva, rodar en el asfalto, donde de verdad el piloto dará el visto bueno al asiento o pedirá más modificaciones. Se pueden hacer algunos mínimos ajustes o, en caso necesario, repetir todo el proceso y fabricar un asiento nuevo.

Lo más visto

Más noticias