Augusto pasa de la desolación a la esperanza

No es agradable tener que preguntarle a un deportista al que se nota claramente hundido, dentro de un pozo en el que no encuentra salida y con el agua al cuello. Por resumirlo en una palabra: desolado. Y así comparece últimamente Augusto Fernández ante los periodistas que cubren el Mundial de MotoGP, porque de momento no le salen las cosas en su segunda temporada en la clase reina. En la primera puntuó en la mayoría de ellas y llegó a ser cuarto en Francia, pero en Qatar se clasificó 18º para la parrilla, fue 18º en el esprint y 17º en la carrera, lo que supone una continuación de una discreta pretemporada en la que ya no se veía bien con la nueva KTM RC16, la del chasis de carbono.

“¿Qué te digo? Mal, mal. No encontramos la tecla. No sé decir por qué, pero no estamos yendo. Es importante acabar la carrera de mañana para entender qué me falta y por qué no estoy yendo rápido”, empezaba diciendo el sábado el campeón de Moto2 de 2022 con una sonrisa que era de resignación y no de felicidad. Al preguntarle cómo era posible que se le viera incluso derrotado antes de subirse a la moto, matizó que ”derrotado no”, para luego reconocer esto: “Estoy bajo porque tampoco me lo explico, sinceramente. Estoy que no sé por qué no voy rápido. No me encuentro. Me siento lento encima de la moto. No tengo la confianza. No estoy pilotando bien. Es importante hacer carreras para poder transmitir al equipo qué necesito, qué podemos encontrar para cogerle el punto a esta nueva moto. No sé si es la nueva moto, que me está costando, o qué es. Quiero volver a la rapidez del año pasado, cuando fuimos más competitivos y encima con una moto este año que es mejor, pero a la que no me estoy adaptando y no la estoy conduciendo como ella quiere. Necesito entender qué necesita”.

Algo que podría ayudarle es ver el buen rendimiento de entrada de su nuevo compañero en el Red Bull GASGAS Tech3, pero eso es un arma de doble filo, porque también le puede hundir aún más: “Fui detrás de mis compañeros en un entrenamiento y no podía, se me iban. Donde estoy perdiendo muchísimo tiempo es en la parte de ingreso a la curva. No me encuentro ahí y me noto y me siento lento. Encima, detrás de Pedro (Acosta), él se fue a por Brad (Binder) y en dos frenadas lo cogió y se enganchó con él mientras que yo me quedé cortado y forzando. Es esa parte y sabemos qué es lo que tenemos que arreglar, una parte en la que yo el año pasado me encontraba muy cómodo e iba fluido, dejando correr mucho la moto y girando muy bien, pero este año me está costando. Tiene que salir y hay que seguir buscando”.

Al comentarle si se ha planteado recuperar para su moto el chasis del año pasado, no lo descarta: “Me he pensado la opción de ir al chasis antiguo, para comparar. Hay que tener en cuenta que este año los tiempos están siendo mucho más rápidos que el año pasado, pero he pensado eso e incluso hacer un mix de la moto del año pasado y la de ahora. Lo que noto mejor es que tiene más grip saliendo, pero el chasis de carbono flexa mucho y es lo que me está costando. Me acostumbré a la rigidez del chasis del año pasado y es lo que me está un poco limitando para ir rápido”.

Ya el domingo, tras la carrera larga, su mensaje era algo más optimista: “Ha ido mejor y he estado en el grupo cerca de los puntos. No me sentí así en toda la premtemporada. Ha sido la mejor sensación que he tenido en todo este tiempo y vamos a salir así en Portimao, a construir desde aquí y a ver si tiramos para arriba. Estamos haciendo cambios drásticos en la puesta a punto en cada salida y en el warm up, en cuatro vueltas, he notado menos problemas en el ingreso de curva. Ha sido la primera vez que me he puesto detrás de Brad y he podido seguirle. Sigo con ese flaneo y ahora me toca a mí poner de mi parte, para conocer todo esto, pero es la primera vez que hemos tocado ese problema y he podido conducir bien. Luego me cayeron los neumáticos, pero contento de estar ahí, aunque no haya podido entrar en los puntos. Ha sido el mejor día con esta moto”.