Motociclismo | GP de Australia | 125

Simón cierra el título de 125 con una gran victoria

El toledano dio el zarpazo definitivo a Smith con un contundente interior a tres curvas del final y paseó la bandera española en la vuelta de honor, con un casco de tigre hecho a mano por sus amigos de Villacañas

Al acabar la cita australiana de 2003, Julián Simón no cabía en sí de gozo porque, con una sufrida duodécima plaza, acababa de sumar sus primeros puntos mundialistas. Ayer, en el mismo escenario, el bello trazado de Phillip Island, y tras muchos avatares que le llevaron a salir el año pasado por la puerta de atrás de 250cc, el toledano de Villacañas se coronó campeón del mundo del octavo de litro. Y lo hizo como había imaginado en sus mejores sueños: certificando el título con una brillante victoria.

Tras unos primeros compases enrolado en un combativo grupo de siete pilotos, Julito pasó al ataque. Cortó el grupo y a pocas vueltas todo quedó en un mano a mano entre él y Smith, justo el primero al que debía batir si quería el título antes de ir a Sepang.

Tras estudiar al inglés, aguardó hasta la última vuelta y, a tres curvas del final, en el difícil ángulo de derechas, dio el zarpazo definitivo con un interior de libro. De ahí a meta, dos rapidísimas de izquierdas que se le hicieron interminables, hasta recibir el banderazo que le instalaba en el olimpo de los dioses de nuestro motociclismo, entre los que se encuentra Aspar, desde ayer heptacampeón y el hombre que le dio su gran oportunidad cuando otros le dieron por perdido.

Acababa de lograr el 32º título para España y se convertía en el undécimo español con un entorchado. Lo celebró en una emotiva vuelta de honor en la que se le saltaron las lágrimas y para la que se puso un casco de tigre, su mascota, que le hicieron a mano sus amigos del pueblo. ¡Grande Julito!

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