Fórmula 1 | GP de Europa

Llenazo y gestos de decepción en Valencia

Más de 115.000 aficionados abarrotaron las gradas del circuito urbano. Pese a la tristeza por Alonso, demostraron que la F-1 ya es un deporte de masas en España

Parecía una función de fin de curso en el colegio. Las gradas se quedaron como esos padres que ven la obra hasta el final, aunque su niño ya ha actuado y no va a volver a salir a escena. Y encima era la primera vez que actuaba en el estreno del salón de actos. Eso sintió la afición en Valencia cuando Fernando Alonso se metió en boxes y no volvió a salir. Al principio fueron manos en la cabeza, después lamentos y gestos de incredulidad. Mientras el resto de actores daban vueltas al trazado, en la tribuna frente a la línea de meta una niña le pregunta a su madre: "¿Y ya no va a pasar más, sólo una vez?". La mamá mira a su hija con cara de pena. Ante la ausencia de respuesta, Marta, de seis años, no se queda convencida: "Voy a seguir mirando por si acaso". Y su padre, al lado, sólo puede sonreír.

Fueron muchos los decepcionados, aunque no los organizadores de la prueba. Finalmente el gran premio fue un éxito de público, la cifra oficial habla de lleno absoluto, con 115.123 personas. El viernes hubo 28.277 y el sábado 68.784 para hacer un total de 212.134 aficionados en los tres días del gran premio. Cifras que contrastan con la imagen de los reventas a primera hora de la mañana, en la puerta principal vendiendo entradas a 50 euros cuando costaban 400 sólo un día antes.

Batiendo récords. De todas maneras, el GP de Europa resultó impresionante. ¿Qué hubiera pasado con Alonso liderando el Campeonato del Mundo? La Fórmula 1 ya es un deporte de masas en España y se ha convertido en el segundo más seguido tras el fútbol. No hay que olvidar que en el otro gran premio español se volvieron a batir récords, con más de 145.000 personas el domingo de Montmeló y por encima de las 300.000 desde el jueves que se abrió el circuito.

Valencia también atrajo a muchas personalidades y famosos de toda índole, ubicadas sobre los tinglados del puerto reconvertidos en boxes. Allí estaban Ramón Calderón, Carlos Checa, modelos y famosillas, futbolistas y, por supuesto, la alcaldesa Rita Barberá y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. Tampoco faltó Mariano Rajoy, que se fue después a visitar uno de los yates que decoraban el puerto. Otros muchos, al finalizar la carrera, aplaudieron el podio mirando hacia otro lado, bajaron las escaleras desilusionados y llegaron hasta su coche rumbo a Huelva, Lugo o Madrid sin volver a ver a Alonso. Otra vez será.

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