GOLF | PGA CHAMPIONSHIP

Scheffler no llegará a un acuerdo judicial: la cárcel, opción remota

El abogado del golfista, Steve Romines, asegura que irán a juicio de ser necesario. Los cargos, cogidos con pinzas, pueden conllevar su encierro.

En lo que fue uno de los días más bizarros en la historia de los grandes torneos de golf, Scottie Scheffler fue esposado, llevado a dependencias policiales y finalmente liberado a tiempo para una segunda vuelta del PGA Championship en la que volvió a brillar. Según el jugador, todo fue fruto de un malentendido. En su intento por acceder al Valhalla Golf Club a primera hora, en medio de un enorme caos provocado por el atropello mortal a un trabajador del torneo, una situación caótica que obligó a algunos golfistas a recorrer a pie los últimos kilómetros hasta el campo, Scheffler asegura haber recibido órdenes contradictorias de dos agentes de policía para saltarse el atasco dada su condición de jugador, una confusión que terminó con el número uno del mundo detenido y acusado de cuatro graves cargos: asalto a un agente de policía, conducta criminal con daño a la propiedad (en este punto aparece la parte cómica, pues el daño se refiere a los pantalones del agente que le detuvo, que alega que se le rompieron intentando detener el vehículo de Scottie), conducción temeraria y desobediencia de las señales proporcionadas por los agentes.

La gran incógnita ahora es cómo avanzará un caso que, una vez liberado con la mediación de Jimmy Kirchdorfer, uno de los propietarios del club y CEO de Isco Industries, un importante fabricante de tuberías, tiene su próxima fecha clave en el martes 21 de este mes, cuando Scheffler deberá comparecer junto a su abogado para una vista preliminar en la que se le informará de los cargos en su contra y podrá hacer unas primeras declaraciones si lo desea. Su defensa correrá a cargo de Steve Romines, un conocido abogado de la zona que este mismo viernes aseguró que no habrá acuerdo prejudicial y que su estrategia es ir a juicio si es necesario. “Él no hizo nada malo”, repitió como mantra Romines ante los micrófonos de la prensa.

De acabar en la sala de un juzgado, según expertos en las leyes de Kentucky, donde se ubica Valhalla, citados por la prensa estadounidense, aseguran que se enfrentaría a penas de entre cinco y diez años de prisión. Asombroso, pero todo indica que el texano no pasará un solo día de su vida entre rejas, lo que alimentaría cierta tendencia en el golf tras los problemas legales a los que se han enfrentado estrellas como Tiger Woods, John Daly o Ángel Cabrera en el pasado reciente.

Una acusación con pinzas

Lo cierto es que los cargos contra Scheffler están cogidos con pinzas. Y es que “si esposas a alguien más te vale tener algo contra él”, apunta en Golf Digest David Barber, 30 años ejerciendo la abogacía en Kentucky a sus espaldas, quien subraya como punto a favor del jugador su rápida liberación, que achaca al hecho de ser una figura reconocida y al bajo riesgo de no comparecencia ante el juzgado que eso indica, algo que a la vez habla de la debilidad del caso contra él: “Si alguien de verdad ataca a un agente de policía, no creo que esté a tiempo para su tee time ese día”, indica con sorna.

Para Barber, que experimentó en sus propias carnes la vorágine en la que se convirtió la entrada a Valhalla el viernes, la situación era tan caótica que es fácil que un agente sometido a tanta tensión tuviese las esposas cargadas esa mañana. “Está oscuro, llueve, hay muchas luces parpadeantes. Es difícil ver, y no sé si escucharía al agente gritándole o si estaba en situación de entender las instrucciones que se le daban, así que hay muchas dudas”, apunta.

Otro aspecto que Barber identifica en favor de Scheffler es la presión a la que lleva un tiempo sometido el Departamento de Policía Metropolitana de Louisville ( LMPD en sus siglas en inglés), protagonista en 2020 de la muerte a tiros de Breonna Taylor, una afroamericana inocente de 26 años, durante el registro de su casa por un caso relacionado con su exnovio. Un incidente que causó una ola de protestas en pleno movimiento Black Lives Matter. En ese sentido, afirma, habría que revisar el historial del agente involucrado en la detención por si fuera de gatillo fácil. Es por todo esto que Barber considera “improbable” que la sangre llegue al río, y cree que la intervención del fiscal irá en la dirección de rebajar los cargos o dar carpetazo al asunto. No será, cree, por el estatus social de Scheffler, la gran estrella de una importantísima institución para Estados Unidos como es el PGA Tour, sino porque todo parece indicar que su detención, como él mismo apuntó, fue un enorme malentendido.

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