GOLF | LIV CHICAGO

Rahm y la crónica de un triunfo anunciado: campeón del LIV

El vasco se lleva la carrera anual de la superliga saudí y un cheque de 22 millones de dólares. Sergio García acaba tercero en un curso notable.

QUINN HARRISAFP

Parecía escrito desde que el pasado diciembre volara por los aires el statu quo del golf profesional con su multimillonario fichaje por el LIV y se confirmó este domingo. Jon Rahm se proclamó campeón anual de la superliga saudí, un triunfo que remató adjudicándose la parada de Chicago, en su segunda victoria parcial tras la de Reino Unido, cosecha que se completa con diez top-10 en 13 torneos jugados, pues en Houston tuvo que retirarse por ese corte en el pie que después le apartaría del US Open.

Ahí estuvo el tramo más bajo de una temporada en la que el vizcaíno fue de menos a más. Fuera el formato, las peculiaridades de un circuito que monta conciertos en directo en los torneos o el ruido extradeportivo que generó su cambio de aires, le costó encajar todas las piezas del puzzle. Como es uno de los cinco mejores jugadores del panorama actual libra por libra, en ese impasse le dio para ir sacando buenos resultados, y cuando se entonó recordó a la versión de 2023, la premium, caviar Oscietra. Así llegó a Illinois por delante de Joaquín Niemann, quien recorrió el camino opuesto: empezó como un tiro, con dos victorias (Mayakoba y Yeda) en los tres primeros torneos, y luego se fue desinflando.

En Bolingbrook, donde se había acostado el viernes con un golpe de ventaja sobre Rahm, al que debía mejorar en la tabla para tener opciones de arrebatarle el trono, y peleado el sábado en un día de idas y venidas para mantenerse a tres golpes del de Barrika, una distancia asequible, dio la batalla ayer. Arrancó con birdies al 1 y al 3, solo contestado por Rahmbo el segundo, y cuando parecía que este se volvía a escapar tras restar en el 6 y en el 10, en el 11 y el 15 le mandó el mensaje de que todavía no tocaba vender la piel del oso. Los últimos tramos fueron un thriller en el que puso de su parte Sergio García, que salía en el partido estelar con Jon tras la bacanal de birdies que montaron entre ambos un día antes.

El de Borriol no estaba en la pugna por el orden de mérito, pero sí por el podio, que amarró con la tercera plaza tras un -2 para -8. Notable campaña también la suya, una suerte de rejuvenecimiento que le ha llevado a pelear por trofeos con más asiduidad. La rozó en la apertura de Mayakoba, fue top-10 después en Miami y Houston y acabó descorchando el champán en una semana idílica en Valderrama, su patio de recreo. David Puig y Eugenio Chacarra, sus cachorros en los Fireballs, que la semana que viene pugnarán como la Legion XIII de Rahm por el triunfo colectivo en la final de Dallas, fueron 24º en -3 para -1 el primero y 40º +2 para +3 el segundo. Ambos, en la Open Zone, la zona de la lista que les convierte en agentes libres, aunque salvo sorpresa seguirán en la franquicia el año que viene. A la escuela, tras caer en zona de descenso, irá el pupilo de Rahm Kieran Vincent, igual que Anthony Kim, el último bombazo del circuito, al que rescataron de la inopia y aparte de un puñado de golpes para los highlights ha dejado un 36º puesto como mejor resultado.

No es cosa menor ese tercer puesto de Sergio, dado que viene acompañado con un cheque de 1,5 millones de dólares (1,3 de euros) por el torneo y cuatro (3,6) de bonus. Aunque palidece al lado de los 22 (19,8 de euros) que se embolsa Rahm (38 solo en premios a lo largo del año), que sentenció con un birdie de media distancia en el 17, para una tarjeta de -4 en el día y -11 en total, y se dio el gusto de jugar el 18 sin presión. Después desgranó la semana así: “Ha sido un día especial en muchas formas. Me desperté muy nervioso, como esperaba, y seguí estándolo mientras calentaba. Jugar con Sergio me vino bien. Terminar el fin de semana sin bogeys es realmente espectacular. He jugado muy bien y estoy orgulloso. No estuve todo el rato pendiente de Niemann, pero cada vez que miraba la tabla le veía ahí y me alegro de haber tenido en todo momento una buena renta. No ha sido un gran ajuste venir a jugar aquí, pero la segunda mitad de la temporada las cosas han ido mucho mejor. He disfrutado de ser capitán, de que me pidieran consejo... Ha sido divertido y hemos jugado muy bien. Voy a celebrar en un avión de vuelta a casa y estaré a tiempo en casa para dormir con mi mujer y llevar a mis hijos al colegio mañana, que es lo que más me apetece”

Si esto y el exclusivísimo anillo que el circuito entrega a sus campeones, forrado de oro y diamantes y provisto de un código QR para revivir el momento del triunfo hasta los restos, no es consuelo suficiente para un animal ultracompetitivo como él en su peor temporada en los majors, al menos ayudará. Como ayudará su próxima paternidad, la tercera, y este veni, vidi, vici que valida, al menos en lo económico, su apuesta por el LIV. Para valorarla en el contexto deportivo todavía habrá que esperar a que haya paz con el PGA.

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