Rahm se moja en un sólido comienzo en Cromwell

Un sólido arranque fue el que firmó ayer Jon Rahm en el Travelers Championship, último torneo regular designado, la etiqueta que se ha dado a los que reparten bolsas de 20 millones de dólares, del PGA esta temporada. El vizcaíno se anotó un 67, tres bajo par, con cinco birdies y dos bogeys en una jornada en la que la suerte estuvo de su lado.

Llegó Rahmbo al 15 tras restar en el 2 y el 14 con sendos putts largos y en el par 5 del 6. Allí se produciría su segundo borrón del día junto con el del 10. Le pudo la ambición en un par 4 de 274 metros, de esos golosos que invitan a buscar el green desde el tee. Eso hizo, obviamente, un bombardero como Jon, que sin embargo falló por la izquierda. Solo el rough contuvo su bola camino al agua. Se le quedó, eso sí, un lie complicado, que le obligó a descalzarse el pie derecho y meterlo en el agua para poder chipear. La cosa acabó en un bogey que corrigió con birdies en el 16 y el 17.

Una buena tarjeta que se antoja escasa porque la primera jornada en el TPC River Highlands de Cromwell (Connecticut, EE UU), campo amable, ya incluyó happy hour de birdies. Nueve embocó el estadounidense Keegan Bradley, líder tras la primera oleada con un -8, cinco en sus cinco primeros hoyos. Y camino de cotas mayores iban en el turno vespertino el australiano Scott y otro estadounidense, McCarthy, proyectos de vueltas sub-60, ambos con -9 a la altura del 16, pero finalizaron con 62 (-8) y 60 (-10) golpes respectivamente, que dejaron al segundo, un jugador que hace tiempo que apunta a entrar en el círculo de campeones del PGA, en cabeza de cara al viernes.

Otra anécdota de este jueves fue el hoyo en uno que se procuró el norirlandés Rory McIlroy en el 8. Hecho curioso porque es el primero que consigue en el PGA Tour un jugador con cuatro majors, 23 victorias en total en el circuito y más de 14.000 hoyos jugador, que finalizó la vuelta con un -2, acompañado su golpazo por cinco birdies y los mismos bogeys.