GOLF | PHOENIX OPEN

Rahm reacciona a tiempo y está en la pelea por el Phoenix Open

El vasco arregla un mal inicio y firma una tercera vuelta de 68 golpes, tres bajo par, para un total de -11. Partirá en la jornada final a dos del líder, Scottie Scheffler.

MADDIE MEYERAFP

No es un major, pero el aroma que está desprendiendo el Waste Management Phoenix Open es de torneo más que grande. La primera prueba de los elevated events que el PGA Tour creó para combatir al LIV está saliendo a pedir de boca. Nadie echa en falta a los ‘desertores’ que marcharon al circuito saudí y los mejores golfistas del planeta se están batiendo de lo lindo ante el deleite de un público entregado, que está haciendo del TPC de Scottsdale una constante fiesta (especialmente en los alocados hoyos 16 y 18). Y es que, tras tres jornadas del más alto golf, la ronda final del torneo se presenta con un escenario inmejorable: el número dos del mundo, Scottie Scheffler (-13), y el tres, Jon Rahm (-11), lucharán frente a frente por un título que desprende prestigio por todos sus poros.

Para hacer posible esta batalla, Rahm tuvo que bajar al barro el sábado. Supo sufrir el español, que partía en este moving day muy cerca de una cabeza de la que se descolgó ligeramente en el tramo inicial. Volvió a cometer un tempranero bogey, esta vez al 1, que le hizo caer unos puestos ante el empuje de quienes venían por detrás. El de Barrika lo solventó con un birdie al 3, pero la alegría se apagaba al ver que Scottie Scheffler, su compañero de partido, podía estar en uno de esos días en los que da la sensación de ser invencible. El vigente campeón del Masters arrancó con dos birdies en cuatro hoyos, y pronto pasó a meterle cuatro golpes de renta a Rahmbo. Se calmó el norteamericano, y se contagió el español.

Sin la claridad que acostumbra a tener desde el tee de salida y con demasiadas visitas a lugares no deseados, Rahm encadenó nueve pares consecutivos. Algunos eran buena noticia, como el que sacó en el 11 después de una escapada a la derecha; otros sabían a muy poco. El León de Barrika tenía que despertar, y vaya si lo hizo. Birdie al 13 tras tener ocasión de eagle, birdie al 14 a pesar de fallar una calle más, y la guinda fue un nuevo birdie al 16 con el mejor putt del día para el delirio de las gradas que rodean a este emblemático hoyo. El resurgir de Jon en el día coincidió con los problemas para Scheffler, que firmó bogey al 13 y rompió así una racha de 44 hoyos consecutivos sin fallar en Scottsdale. La clasificación era otra historia, y Rahm disfrutaba muy cerca de su casa.

El vasco cerró su vuelta embocando un putt de mérito en el ruidoso green del 18, y firmó así una ronda de 68 golpes, tres bajo el par del campo, para un total de -11. Fue muy valioso este último putt, y es que le permitirá a Rahmbo estar en el partido estelar del domingo. Compartirá la ronda final con el canadiense Nick Taylor, con quien marcha empatado en segunda posición, y con el líder, Scottie Scheffler, que marcha -13 tras una jornada de tres bajo par. No estarán solos en la fiesta, a la que se pueden unir muchos invitados durante el domingo. Y todos ellos del más alto nivel. Jordan Spieth (-10), Sungjae Im, Rickie Fowler, Jason Day, Xander Schauffele (-9), Sam Burns o Tony Finau (-8) partirán con una ligera desventaja, pero por todos es sabido que están más que capacitados para asaltar el primer puesto.

Pasan los torneos y Rahm sigue sin fallar. Ya ha levantado dos trofeos en lo que va de 2023 (Tournament of Champions y American Express), y en el tercero (Farmers Insurance) dio guerra hasta el último día. Continúa tocado por una varita el español, que mañana aspira a un premio doble. Con Rory McIlroy fuera de la batalla (28º con -3), un triunfo hoy haría que el de Barrika subiese de nuevo a lo más alto del ranking mundial. Lo mismo sucede con Scheffler. En caso de que Rahmbo no gane, también sería número uno del mundo si finaliza segundo en solitario, Rory baja hasta el 47º puesto y Scottie no gana. El invento del PGA Tour está saliendo de sobresaliente y la innovación está teniendo su premio. El de tener en la jornada final al número dos y tres del mundo batiéndose el cobre por un torneo que sabe a major.

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