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Carolina Marín
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Zhang Beiwen
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BÁDMINTON | MASTERS DE ORLEANS

Vuelve la Carolina campeona

La onubense, en Orleans, consigue su segundo título tras la lesión que le apartó de los Juegos. El anterior fueron los Europeos de Madrid, hace un año.

Stats Perform

Lo echaba de menos. Levantar los brazos, apretar los puños. Esa sonrisa, ese grito, ese “vamos” atronador seguido de un corazón con las manos. En los Europeos de Madrid, 337 días después de romperse el ligamento cruzado y los meniscos interno y externo de su rodilla izquierda, Carolina Marín levantaba un título sanador. Volvía como se fue: ganando. Desde entonces, han pasado 334 días más. Demasiados para alguien como la onubense, acostumbrada a la gloria. Este domingo, en el Masters de Orleans, con mucho sufrimiento, a su manera, la jugadora española ha vuelto a reiniciar la cuenta. Tras vencer (25-23, 9-21 y 21-10 en 65 minutos) a la estadounidense Zhang Beiwen, 16ª del mundo, se ha proclamado campeona por 34ª vez en su carrera. Pese a la entidad del torneo, de categoría menor dentro del circuito internacional (Super 300), no es un trofeo más. Esta vez, lo gana dejando la sensación de que, hasta el próximo, se arrancarán pocas páginas en el calendario.

Porque, a excepción de la final, muy dura, había superado con muchísima facilidad a sus rivales, hasta dosificándose. Porque, desde diciembre, gracias a un proceso de infiltraciones y a un cambio de plantillas, ya juega sin ningún tipo de dolor en esa maltrecha rodilla. Porque ha ganado como quería, poniendo en práctica un nuevo abanico de golpes que, hasta el momento, le costaba sacar a relucir durante las competiciones. Y porque mantiene su esencia: es capaz de sufrir como nadie, de mantener la ilusión por cada punto hasta el final. Por difícil que sea, por mucho que haya ganado a lo largo de su carrera, la mejor de siempre. “¡Sí! Primer título de esta temporada. Muy contenta por cómo ha ido toda la semana. Hoy, ha habido algún momento complicado. Sobre todo, mentalmente, pero ha sido muy importante seguir confiando en mí misma. Ella ha dejado puntos increíbles, no sabía ni por dónde me venía, pero estoy muy contenta”, celebraba Carolina.

Con el 11-10 del tercer set, una ventaja muy codiciada, soltaba un grito quebrado. Era distinto al resto. Denotaba sufrimiento, resumía un partido que, desde el principio, dejó entrever que no iba a ser como el resto del torneo. Hasta Beiwen, la seis veces campeona de Europa había superado a sus contrincantes en poco más de media hora. Hoy, necesitaba 65 minutos de paciencia y autocontrol. La estadounidense, que sólo había ganado a la onubense en dos ocasiones (por siete victorias españolas) y fueron en 2013, estaba inspiradísima. Podía desesperar a cualquiera. En el primer parcial, tuvo dos puntos de set; en el segundo, con defensas imposibles, fue muy superior a la campeona olímpica. “Corta el volante. Tenemos que encontrar una solución ahí. Eso, y luchar, luchar y luchar. A ella le está saliendo todo, vale, pero no puede estar así mucho tiempo”, le decían a Carolina desde el banquillo.

Primer tercer set ganado desde la lesión

Caprichos del destino, Beiwen fue la última jugadora a la que Marín venció antes de retirarse del All England Open, por gripe. A él, llegaba al 90% de sus posibilidades físicas, tal y como aseguraba su entrenador, Fernando Rivas, a este periódico. En Orleans, la mejora se hacía patente. Desde la lesión, Carolina había perdido los ocho terceros sets que había jugado; hoy, rompía con la estadística. También con una secuencia de dos finales perdidas, en París e Indonesia. Más motivos para mirar hacia el futuro con optimismo. La Carolina campeona, aquella que arrasa con todo y se sobrepone a lo que sea, aparecía, justamente, en la última manga de un partido agotador. A base de remates cruzados y de mucha agresividad cerca de la red, la onubense terminaba la final con un parcial de 11-0. Del 10-10 al 21-10. Sin tregua para Beiwen, una de las diez top-20 a las que Carolina ya ha ganado este año. Su récord esta temporada frente a jugadoras de dicho calibre es de 10-4. El año pasado, fue de 6-5. Algo ha cambiado. Y la campeona olímpica vuelve a celebrar.

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