Villaécija reaparece con 39 años: “Y en dos y medio ni me tiré al agua”

“Lo más duro me lo quito al principio”, confiesa en conversación con AS Erika Villaécija sobre una prueba, los 200 metros mariposa que este miércoles suponía su inesperado regreso a la competición (2:23.87), cinco años después de su retirada. En la Copa de España de Clubes, que se disputa hasta el viernes en el Club Natació Barcelona, el mismo lugar donde en noviembre de 2018 recibía un homenaje por su adiós a la natación tras 16 años en activo. “Parece que se abre y cierra el círculo a la vez. Es extraño. Mi estado de forma no es el mismo, voy a pasármelo bien, a vivir la experiencia, con ilusión. Tengo la imagen de la despedida, de la gente aplaudiendo, pero en el fondo se trata de tirarse al agua y nadar”, se explaya.

Con cuatro Juegos Olímpicos en sus espaldas, campeona del Mundo y de Europa en 800 libre, de lo que se cumplieron dos décadas el pasado día 12, regresa a los 39 años, tras un lustro en el que había combinado su trabajo como responsable de Recursos Humanos en una empresa –es licenciada en Psicología– con el crossfit y la competición en halterofilia. “Estuve dos años y medio sin tirarme al agua”, desvela Villaecija, que explica cómo surgió esta vuelta. “Coincidí con Raúl Navalón (responsable de natación del CN Terrassa) a finales de septiembre, me explicó que tenían el proyecto de llevar los valores de nuestro deporte a la base y que, aparte, para esta Copa de España le faltaba gente, por si me hacía ilusión”.

Y vaya si se ilusionó. Durante dos meses y medio, ha vuelto a entrenarse una vez a la semana en el CN Terrassa y el resto de días, en cuanto encuentra un hueco, en Barcelona. El último mes y medio ha dejado además de lado esas otras deportivas, que han influido en su preparación: “Ahora soy más grande, tengo más volumen muscular, y eso es bueno para las pruebas de 50 y de 100. Esas otras disciplinas eran una manera de mantenerme en forma, de no dejar de hacer deporte”.

Además de los 200 mariposa de este miércoles, prueba de la que el año pasado se proclamó campeona de Europa en categoría Máster para mayores de 35 años, la catalana tiene previsto participar este jueves en 50 mariposa y 100 estilos, para cerrar el viernes con los 100 mariposa. “Yo le dije a Raúl (Navalón) que nadaba en lo que pudiera ayudar al CN Terrassa salvo en 400, 800 y 1.500 metros porque antes entrenaba seis o siete horas al día, y ahora es lo que puedo dedicar en toda la semana”, razona quien fue una especialista en medio (quinta en Atenas 2004 en los 800 libre) y fondo, incluso en aguas abiertas (séptima en Londres 2012 en 10 kilómetros).

Coincide estos días en la Copa de España con sus ilustres sucesoras, Mireia Belmonte, Jessica Vall y África Zamorano, por lo que la pregunta es obligada: ¿qué futuro le espera a la natación española? “Emma Carrasco me parece una de las líderes, es jovencita y tiene mucho futuro por delante. También está Ángela (Martínez) y otras chicas que no nadaron mal el año pasado. Yo me fijaba en Nina, Mireia a lo mejor en mí, Jessica en Mireia, África en Jessica… y se te enganchan las ganas de ganar, es más fácil, aunque hay mucho trabajo por hacer”, subraya. Pasa ese trabajo por la labor que Villaécija recoge en el CN Terrassa, “proyectar desde la base para que siempre haya cantera subiendo con ganas de colgarse medallas”.

Y, mientras decide si acude a más competiciones –”mi época ya ha pasado”, argumenta–, Villaécija es también comentarista televisiva en pruebas internacionales de aguas abiertas (“es lo que me ha mantenido en contacto con mi esencia mientras no he nadado”) y delegada del Comité de Prevención de acoso y abusos en el Deporte de la Real Federación Española de Natación (RFEN): “Es tan delicado como importante. Está bien tener a una persona que, cuando se produce una denuncia, recopile el máximo de información para presentarlo al comité y tomar medidas. Se trata de analizar casos pero también de prevenirlos con formación a entrenadores, clubes, nadadores o árbitros, y concienciar en este aspecto”, relata.

Y recapitula la catalana, sobre las carreras cada vez más longevas de las nadadoras y nadadores, que “conforme vas cumpliendo años vas teniendo más en cuenta asuntos como el mental, la nutrición, el descanso… el entrenamiento invisible. Y eso, juntado con avances en biomecánica y entrenamientos, permite alargar la vida deportiva del nadador. Poder decidir tú cuando quieres dejarlo y no estar obligado a hacerlo crea mucho más futuro, más visión de adónde quieres llegar”. Lo suyo está claro: a una era inagotable.

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