Una piscina para ver el béisbol a 26.000 dólares por partido

Quien haya seguido alguno de los tres partidos de las Series Mundiales de béisbol que ha acogido esta semana el Chase Field de Phoenix (EE UU), habrá visto en algún momento un plano de una piscina llena de gente con poca ropa y muchas latas de cerveza en sus manos. Sí, han leído bien. El estadio que sirve de hogar a los Arizona Diamondbacks, que se disputan con los Texas Rangers el anillo de campeón de la MLB, tiene una piscina entre las localidades que ofrece a los aficionados para presenciar los encuentros.

No es un chapuzón precisamente barato el que uno se puede dar allí. La piscina se comercializa como palco (uno pintoresco, desde luego). Su capacidad es de 35 personas y tiene un coste de unos 7.000 dólares (6.650 euros) por partido durante la temporada regular. Junto a ella hay mesas y asientos, prácticamente a pie de campo, para presenciar el partido tras refrescarse, y la única norma es que no se puede saltar dentro, pues es poco profunda.

El precio por disfrutar de una experiencia cuanto menos curiosa en ella se ha disparado con motivo de las Series Mundiales, hasta alcanzar los 26.000 dólares (24.700 euros). Una cantidad no apta para todos los bolsillos, pero que proporciona al que se lo pueda permitir, además de una buena historia que contar, una ubicación de primer nivel desde la que seguir un partido (y para ‘cazar’ una pelota en caso de home run) y, si la ocasión es importante como una eliminatoria por el título (no esta, pues ya no tienen opciones de proclamarse campeones en su estadio), quizá un recuerdo para toda la vida, pues es escenario habitual de las celebraciones del equipo.

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