Una piedra en el camino
Carolina Marín tropieza por tercera vez este año con la actual campeona olímpica, la china Chen Yu Fei, pero demuestra que está cerca de volver a ganar un torneo importante.
El camino es largo y tiene su meta en París. En los Juegos del verano próximo, donde Carolina Marín, campeona en Río 2016, intentará lo que puede parecer un imposible: volverse a coronar después de dos graves lesiones de rodilla que la apartaron de Tokio 2020. Y sobre todo, de dos gigantescos palos mentales. Y en el camino, claro, hay piedras. Una es Chen Yu Fei, la actual campeona olímpica, que la derrotó en la final del Abierto de Dinamarca por 21-14 y 21-19. Tercera del ranking mundial contra sexta. Un partido con aroma a venganza, después de que la china (5-3 ahora en el cara a cara) la hubiese vencido este año en la final del Indonesia Open y los cuartos del de Malasia, curiosamente con el mismo ajustado tanteo, 21-18 y 21-19.
“Puedo porque pienso que puedo” es el lema de la onubense, de 30 años. Y ahora vuelve a pensar en que todo es posible, aunque le falte un pasito para acabar de volver a reinar. Subcampeona mundial contra todo (en agosto también en Dinamarca y sólo frenada por la número uno An Se Young), campeona de Europa por séptima vez, la mejor en el torneo de Orleans (Super 300) y finalista en Indonesia y Malasia. En su sexta final del año, en un torneo de categoría Super 750 (el segundo escalón del circuito tras los Super 1.000), Carolina volvió a quedarse a las puertas de ese triunfo que la haría otra vez temible.
La española venía de derrotar en semifinales en un ‘clásico’ a la india Pursala V. Shindu, a quien ganó la final olímpica en Río. Pero volvió a atragantarse con Chen Yu Fei, una jugadora de 25 años que parece tener un brazo de chicle para llegar a todo. Tras comenzar abajo (0-3), Carolina se lanzó a morder, a alargar los puntos, hasta ponerse 6-3. Ese era el plan. No dar respiro. Con 8-11, Anders Thomsen, el técnico que la dirigió en Dinamarca, le recordaba: “Tenemos que ganar al ataque, como al principio”. Pero la china, mecánica y rapidísima, no cedía la iniciativa.
“Vamos a olvidarnos del resultado y a atacar”, volvía a repetirla Thomsen al inicio del segundo set. Pero la china se disparó para tomar una ventaja de siete puntos (13-6) que Carolina consiguió neutralizar hasta ponerse a uno (13-12). Los nervios aparecieron en la asiática y tuvo temple para aplacarlos. Aún levantó la española dos puntos de partido. Al tercero, un volante se le fue largo y significó el fin. Un fin que recordó que Carolina no está muy lejos de la actual reina olímpica.
“Estoy muy cabreada conmigo misma, porque no me he encontrado a gusto en casi ningún momento del partido. He luchado hasta el final, pero he cometido muchos errores. Ahora, a resetear. Quiero quedarme con lo positivo”, analizó la andaluza.
Ahora, la ruta de Marín prosigue en el Open de Francia la semana próxima, seguirá en el de Alemania y desembocará en las World Tour Finals en Hangzhou (China), del 13 al 17 de diciembre. Una cita con las mejores del año. Quizá la oportunidad de volver a dar otro golpe sobre la mesa.
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